Cristina Zenato es una buceadora italiana que creció en las selvas tropicales del Congo. Allí aprendió a amar a la naturaleza y, en especial, al mar. Después, viajó a las Bahamas por trabajo y aprendió a bucear. Finalmente, creó una organización llamada Underwater Explorers Society.
Pero, por encima de todo, Cristina ama a los tiburones. Algunos dicen que tiene un don natural para relacionarse con ellos. Y ella usa ese don para ayudarlos. Cristina es capaz de dar masajes con sus dedos a los tiburones, pasando sus manos por la cabeza y la cara de los escualos.
Los tiburones parece como si se quedaran dormidos por los amorosos cuidados de Cristina, del mismo modo que las personas que reciben un masaje. En las islas Bahamas, donde vive, Cristina Zenato es ya una leyenda. La buceadora, primero, llama a los tiburones y, después, los acaricia hasta dejarlos como hipnotizados. En algunos casos, les ayuda, como se puede ver en el vídeo, retirando un anzuelo que se había clavado en el interior de la boca de un gran tiburón.
Cristina explica que la zona situada debajo de la boca es especialmente sensible y, cuando ella toca el lugar adecuado, los tiburones dejan de nadar. Ha llegado a tener hasta a tres tiburones cerca de ella, calmados por sus caricias.
Los tiburones no son tan malos
Cristina Zenato ayuda a los tiburones, pero también trata de concienciar a la gente para que olviden esa idea de que estos animales son malos. Ha protagonizado varios documentales y enseña a otros buceadores a nadar cerca de los escualos. Incluso a tocarlos sin miedo.
Su capacidad para trabajar cerca de los tiburones también le sirve para estudiarlos de cerca, en su hábitat natural y sin dañarlos. Así, ha recopilado muchos datos. Cristina es monitora de buceo. Pero no sólo enseña a sumergirse en el agua, sino que también (a quien quiere) enseña a alimentar a los tiburones en los arrecifes del Caribe.