La calidad del aire interior en una casa donde hay niños es una cuestión esencial. No solo porque su sistema inmune todavía es vulnerable, sino también por sus hábitos, ya que pasan muchas horas en el hogar y, por lo tanto, la polución ambiental puede afectarles de forma especialmente acusada.
Cuando hay niños en casa, como es bien sabido, se deben extremar las precauciones en muchos sentidos, y ello incluye el control de la seguridad ambiental. En este post daremos algunos consejos prácticos para conseguir esa calidad atmosférica que tanto necesitan para su desarrollo.
Trucos que funcionan
Poner en práctica estos consejos nos pondrá fácil nuestro objetivo: un ambiente interior saludable. El confort y bienestar serán palpables, pero además se trata de una cuestión de salubridad.
La ventilación es básica, por lo que las estancias donde los peques pasen más tiempo, como el salón, habitación de juegos o dormitorio idealmente deberían poderse airear. Una pequeña ventana bastaría y, en caso de ser habitaciones interiores, intentemos suplir la deficiente oxigenación con sistemas de ventilación cruzada que favorezcan la aireación jugando con las ventanas de otras habitaciones y la apertura o no de puertas interiores.
Si lo estimamos conveniente, recurramos al uso de purificadores de aire, sobre todo cuando los ambientes estén especialmente cargados con frecuencia. Y, cómo no, a la hora de hacer la limpieza del hogar evitemos los productos de composición química.
En su lugar, optemos por soluciones igualmente efectivas, pero sin tener que pagar el peaje de las reacciones alérgicas, problemas respiratorios y toxicidad bioacumulativa. En especial, evitemos los sprays, lejías y cualquier otro limpiador que llene la atmósfera de partículas contaminantes.
Las fórmulas caseras son interesantes, siempre que tengamos la certeza de que son seguras (vinagre diluido en agua con un chorrito de limón, etc.), sin hacer pruebas por cuenta propia, y en ningún caso combinando limpiadores químicos.
Por ejemplo, si los niños suelen jugar sobre alfombras busquemos un mantenimiento ecológico. Espolvorear con bicarbonato ayudará a eliminar olores. Dejarlo durante la noche y aspirarlo al día siguiente da muy buenos resultados y, en todo caso, no utilizar espumas y otros limpiadores químicos.
En general, usar y abusar de la aspiradora es clave para conseguir un ambiente interior saludable. Resulta muy efectiva para retirar partículas de superficies que las emiten y también las reciben, al tiempo que podemos sacar un gran partido de las bayetas húmedas para retirar el polvo, sin necesidad de utilizar productos de ningún tipo.
Tampoco olvidemos la importancia de elegir materiales no tóxicos o, al menos, no más inocuos posible a la hora de pintar, elegir muebles, ropa de cama, moquetas, cortinas y, en fin, decorar la habitación de los niños.
Ambientar un hogar donde hay niños también implica ser cuidadoso. No en vano, los ambientadores convencionales están cargados de sustancias sintéticas que pueden causar problemas de salud. Será mucho más saludable optar por los aceites esenciales, siempre a partir de los tres meses de edad.
A partir de los tres meses puede usarse vía atmósférica a través de difusores, poniendo una gotita aquí o allí ( evitando que lo respire directamente) o, por ejemplo, creando un ambientador tipo mikado. La lavanda o la mandarina pueden resultar apropiados. Siempre sin abusar, buscando ese matiz agradable que aporta un toque aromático delicado.
Mejorar la calidad del aire, en definitiva, nos ayudará a respirar mejor, sobre todo a los peques de la casa, más propensos a alergias y constipados, a consecuencia de su todavía inmaduro sistema inmunitario.
Del mismo modo, los consejos ayudarán a personas enfermas, convalecientes e incluso a nuestras mascotas, porque también ellas sufren la polución ambiental. De hecho, cuando lograr un ambiente saludable en el hogar es el objetivo los beneficiados será toda la familia.