Es una iniciativa innovadora, si bien no es la primera carretera solar en implementarse. Se ha inaugurado hoy, día 22 de diciembre, en el pequeño municipio normando de Tourouvre y su peculiaridad no es otra que estar cubierta por paneles fotovoltaicos.
Transitarla con coches e incluso camiones no supone un peligro, ni por seguridad ni a la hora de preservarla en buen estado. Muy al contrario, se trata de una carretera solar concebida para ofrecer la necesaria seguridad y resistencia a los vehículos.
Todo un desafío
Si bien los paneles son finos, con un grosor de apenas 5 milímetros, resultan resistentes a derrapes y tienen la ventaja de poderse colocar fácilmente y con un bajo costo sobre las carreteras convencionales. Es decir, también constituyen una excelente alternativa para rehabilitar carreteras en mal estado por el paso del tiempo.
Para encontrar el origen de esta moda o tendencia de carreteras solares, lo suyo es mencionar el proyecto Solar Roadways como ejemplo de su viabilidad. Sus impulsores, Scott y Julie Brusaw, han creado un sistema basado en paneles solares y LEDs con la intención de que la carretera fuese autosostenible.
Todo un desafío que no han dejado de perseguir, logrando grandes avances e inspirando iniciativas similares, como la que nos ocupa. Ellos fueron pioneros en encontrar solución a un sinfín de problemas que iban surgiendo.
Desde encontrar el modo de proteger la parte electrónica de la climatología y del castigo que suponía el tráfico constante. Finalmente, lograron diseñar unas celdas solares lo suficientemente protegidas.
Otro de los principales obstáculos era, cómo no, la financiación que han corrido a cargo de las arcas públicas en el caso galo. Los Brusaw, por su parte, van solventándolo mediante sucesivas rondas de financiación.
El proyecto normando ha requerido el desembolso de 5 millones de euros, una cantidad muy criticada por considerarse un costo excesivo en relación a las características del proyecto.
No sabemos si lo considerarán un triunfo o una dura competencia, pero el matrimonio Brusaw ha encontrado un alma gemela en la empresa Colas SA, responsable del proyecto francés.
La empresa Colas SA es subsidiaria de Bouyques Group, una compañía francesa dedicada a construir carreteras que se ha sumergido en esta alternativa sostenible. Lleva años en ello y el 2017 es el año elegido para implementarlo en forma de proyectos piloto en distintos puntos del planeta.
Entre otros, la tecnología bautizada como Wattway, un sistema de paneles formados por células fotovoltaicas de silicio cristalino se aplicará en una carretera de un kilómetro en la ciudad de Tourouvre, en Normandía.
En su caso, la carretera no solo será autosuficiente, sino que podría resultar excedentaria. Con un área total de 2.900 metros cuadrados, los paneles tienen un rendimiento de 280 kilovatios en el pico de su capacidad.
Es un rendimiento que permite alumbrar un municipio de alrededor de 5.000 habitantes durante todo un año. Si todo sale según lo previsto, es decir, si las pruebas en Francia y otros países dan los resultados esperados se comercializaría en 2028.
Pero no todo es de color rosa, o verde, si se quiere. Si bien los promotores de Wattway están intentando rebajar costes hasta lograr un precio similar al de los paneles solares convencionales, los 5 millones de euros por kilómetro actuales no pueden considerarse un factor de eficiencia.
A tal respecto, el presidente del Sindicato de energías renovables, Jean Luis Bal, ha afirmado que su viabilidad dependerá de diferentes cuestiones que todavía están por dilucidar. Entres otras preguntas aún sin respuesta, se espera un coste menor en el futuro, un mantenimiento y durabilidad acordes con los criterios de eficiencia y una productividad que permita amortizar más el gasto.