Cinco malas hierbas que son muy nutritivas


Las plantas que consideramos malas hierbas pueden ser realmente buenas para el paladar y la salud. Sí, así es, porque muchas de ellas también son comestibles. En lugar de acabar fumigadas o en el estómago del cortacésped, podrían hacer un gran papel como ingrediente estrella de un plato la mar de original y nutritivo.

Eso sí, vaya por delante que antes de lanzarse a ello hay que identificarlas correctamente y elegir aquellas que no estén contaminadas, ya sea por su cercanía a una carretera o industria o, pongamos por caso, por ser un lugar de paso en el que las mascotas puedan hacer sus necesidades.

Otra interesante idea consiste en cultivarlas en un mini huerto, en el jardín o incluso en una maceta o jardinera, eligiendo aquellas que sean autóctonas para facilitar las cosas, con lo que tendremos más garantías de que crecerán prácticamente solas, sin necesidad de excesivos cuidados. Serán buenas opciones el trébol, el cardo mariano o, por ejemplo, el diente de león.

Hierbas salvajes en el plato

Algunas no necesitan presentación. Simplemente, son viejas conocidas, y no solo las hemos visto miles de veces en el campo sino que muy probablemente las habremos comido o utilizado como condimento o para hacer una infusión.

Sin embargo, pese a ser silvestres, este tipo de hierbas como el romero, la albahaca o el tomillo no suelen crecer como malas hierbas en los campos de cultivo. Muy al contrario, es habitual cultivarlas en jardines y en huertos por sus conocidas propiedades nutritivas y medicinales, su aroma y el juego que dan a la hora de hacer infusiones, aliñar o condimentar nuestros platos.

A continuación, otras hierbas no menos interesantes, a las que podemos recurrir (de nuevo, precaución al respecto) para dar un toque distinto a nuestra cocina o para usos terapéuticos. ES una opción diferente, todo un mundo por descubrir. Y sin gastar dinero, tiempo ni esfuerzo. A continuación, cinco de las malas hierbas que pueden utilizarse para las comidas y la medicina:

1. Llantén: Es una hierba que suele salir entre el césped. También conocido como llantai o lanté, esta planta de hojas de color verde anchas, gruesas y ovaladas puede comerse en crudo, hervidas, al vapor o fritas, preferentemente los brotes u hojas más jóvenes. Sus propiedades curativas están relacionadas con la mejora del aparato respiratorio y urinario, y también podemos usarla como cataplasma para curar erupciones cutáneas.


2. Tréboles: El trébol también tiene grandes posibilidades en la cocina, tanto sus hojas como las flores para hacer ensaladas o para dar un toque verde a una guarnición y a un sofrito, pongamos por caso. Incluso podemos añadirlo como ingrediente para un batido verde, de vegetales y/o frutas.

3. Diente de león: Al igual que ocurre con el llantén y el trébol, el diente de León también crece habitualmente entre el césped o en cualquier otro lugar donde haya un riego regular. Son comestibles desde las raíces y las hojas hasta las flores.

Las hojas más tiernas son las más deliciosas. Podemos comerlas en crudo o cocinarlas de mil maneras. La raíz ha de secarse previamente, y se usa como si de una hortaliza se tratase, en sopas, guisos, salsas y similares.

4. Ortigas: Las ortigas urticantes (Urtica dioica) también son perfectas para alimentarnos, si bien hay que recolectar las hojas más tiernas, y hacerlo con guantes. Sus usos más habituales requiere hervirlas o utilizarlas en infusiones, en cuyo caso antes habremos de secarlas. Tienen numerosas propiedades medicinales, entre ellas combatir las alergias estacionales y los dolores de las articulaciones.

5. Cardo mariano: El verano es la época ideal para cosechar las flores del cardo mariano, una planta mediterránea que puede usarse en ensaladas, como una verdura más en guisos y sopas o en la elaboración de salsas o rellenos. Entre otras propiedades curativas, regula las funciones hepáticas.

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