Cinco razones para reducir el consumo de carne


Comer o no comer nada de carne no es la única opción para conseguir beneficios saludables, económicos y éticos con nosotros mismos y, lógicamente, también con los animales de granja. Reducir su consumo, dejando de tomarla uno o dos días a la semana, puede resultar ventajoso en varios aspectos. A continuación, cinco razones por las que ganamos si descansamos de la carne de vez en cuando.

Siguiendo la genial idea de Paul y Stella McCartney en su famosa campaña Lunes sin carne, podemos contar un buen número de puntos a favor de esta pequeña renuncia, entre ellos los relacionados con la lucha contra el cambio climático, la seguridad alimentaria, nuestra salud y un comportamiento ético hacia los animales.

El descenso en el consumo de carne repercutiría, por lo tanto, a nivel ambiental o comunitario y también a nivel personal, pues del mismo modo que ahorraríamos dinero y ganaríamos salud, a nivel estadístico se lograría avanzar en la resolución de una serie de problemas importantes que afectan al mundo gravemente.

Los cinco beneficios

El cuidado del medio ambiente es un claro beneficio que obtendríamos, pues a nadie se le escapa que una menor actividad de la industria ganadera supone un planeta más verde. Ayudaríamos a combatir el cambio climático al reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero, que no es poco.

El segundo haría referencia a la seguridad alimentaria o, lo que es lo mismo, a la menor cantidad de tierra cultivable para forrajeo que habría si la demanda de carne descendiera. Actualmente, el cultivo para alimentar animales de granja ocupa un tercio de la tierra cultivable del planeta.

Nuestra salud ganaría enteros al consumir menos alimentos de origen animal. Los mayores beneficios en este sentido se logran si la carne es roja, una fuente de grasas saturadas que hay que minimizar en nuestra dieta para prevenir enfermedades del corazón, cerebrovasculares y cánceres, entre otras.

El ahorro económico por consumir menos carne también es evidente. En comparación con otras fuentes de proteína, como las legumbres, y también frente al precio de los vegetales, la carne es mucho más cara. Así, nuestro bolsillo lo agradecería.


En quinto lugar, pero no por ello menos importante que las anteriores razones, la ética animal es un aspecto clave a añadir. Si bien comer menos carne no reduce las matanzas de igual modo que siendo vegetarianos o, mejor aún, veganos, también hace una diferencia importante.

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