Aunque es un prototipo que huele a nuevo, a regalo de tecnología punta recién abierto, también podría definirse como un pequeño Frankenstein sobre cuatro ruedas. Hablamos de la apuesta de la empresa de Mountain View por una movilidad más segura y sostenible, bautizada con el nombre de Google driverless car (Coche Autoconducido de Google).
Nadie lo diría, pero lo cierto es que esta joyita que deja en el olvido la conducción tradicional para proponer un coche autómata está hecha con piezas de automóviles. Su aire futurista que hace que parezca un punto y aparte. Y realmente lo es, porque
En este caso, los científicos han sido los ingenieros de Google, y aunque a día de hoy su creación forma parte del Self Driving Car Project, su objetivo no es producirlos sino asociarse con fabricantes de automóviles para comercializar la tecnología en cinco años, si todo va según lo previsto.
Versión definitiva
Para que llegue ese momento todavía faltan unos añitos, por lo tanto, pero el primer paso importante, un paso adelante decisivo podría haberse dado ahora, con la presentación de su primer prototipo funcional de coche autónomo, la primera construcción real.
Llegar hasta aquí ha sido un camino largo y complicado, todo un desafío que está empezando a dar frutos concretos, tras la creación del vehículo robótico Stanley, ganador del DARPA Grand Challenge en 2005 y la aplicación de esta tecnología experimental en un Toyota Prius modificado, que posibilita conducir por ciudad y carretera detectando vehículos, semáforos, señales de tráfico, curvas, peatones y obstáculos de todo tipo. Su objetivo, además, es convertirlo en un utilitario, no en un vehiículo de lujo.
No te pierdas el vídeo, en él puedes experimentar cómo es eso de viajar sin conductor, pues la grabación está enfocada a recoger las reacciones de la gente antes, durante y después de probarlo.
Las pruebas se han llevado a cabo al norte de California, donde el curioso cochecito ha hecho sus primeros kilómetros reales. El objetivo es demostrar que lo práctico y seguro que es a la hora de viajar a la carta. En el vídeo algunas personas prueban el prototipo y se muestras entusiasmadas. Una de ellas compara su esperiencia como ir a bordo de una nave espacial. Otras no caben en sí de gozo y quedan maravilladas al comprobar cómo el coche sabe cuando girar, frenar antes de tomar la curva y volver a acelerar al salir, detenerse en los semáforos, arrancar y dón de ir, mientras los pasajeros simplemente se relajan.
«No tendrán volante, pedal acelerador ni pedal de freno (…) porque no los necesitan. Nuestro software y nuestros sensores harán todo el trabajo», explica el líder del proyecto, Chris Urmson, en el blog del proyecto. Aunque todavía no se han dado los detalles sobre su fucnionamiento, sabemos que los prototipos que funcionan con batería podrán alcanzar una velocidad de 40 Km por hora.
Al menos en el vídeo, en lugar de hacer sentir sensación de peligro, como sería de esperar, la autoconducción despierta pasiones. Como concepto es maravilloso, qué duda cabe, pero todavía hay mucha carretera por delante…
Otras iniciativas
Google no es el único que está apostando por la conducción automática. Su potencial en favor de la movilidad urbana mejorar la calidad de vida en las urbes está haciendo que prenda la mecha. Singapur quiere ir implementándolo para reducir la contaminación.
Empezarán teniéndolo en unas áreas determinadas en distintas ciudades del país, en principio dentro de rutas predefinidas. Turismos Mitsubishi i-MiEV eléctricos que funcionan de forma autónoma se sumarán a algunos autobuses dentro de este experimento. Si las cosas salen bien, irán ampliando su uso.