Crochet para recrear el mágico mundo de los corales


Helle Jorgensen ha ido a pescar sin moverse de casa, y nos ha traído la red a rebosar de maravillosos corales hechos con mucha paciencia y un increíble don para convertir materiales anodinos en fantásticas creaciones.

Su aguja ha dado una segunda vida a miles de bolsas de plástico desechadas y a ovillos de lana comprados en tiendas de segunda mano para convertirlos en peculiares obras de arte que ya han recorrido salas de exposiciones por medio mundo.

La preparación del material con el que trabaja es fundamental para obtener resultados tan perfectos. Además de realizar planos de la obra que va a llevar a cabo, la tarea previa más minuciosa consiste en convertir las bolsas de plástico en ovillos con los que poder hacer ganchillo luego.

Basura de las playas

En concreto, las bolsas empleadas en sus obras se han encontrado en las playas australianas cercanas a su casa en Sydney, tanto en la arena como las que llegan a la orilla desde mar adentro, arrastradas a la tierra por la marea. Para utilizarlas, las corta en tiras estrechas y luego las ata de forma imperceptible para obtener una madeja de hilo de plástico.


Helle cuenta que le lleva mucho tiempo hacerlo, pero que la actividad le resulta «extrañamente catártica», pues su actividad le hace sentir bien en su piel como bióloga comprometida con el cuidado del entorno. Aunque ha tabajado como genetista, sólo ahora que se dedica al crochet y a llevar una pequeña empresa de horticultura dice que ha encontrado su lugar en el mundo.

La intención de la artista es conseguir que su arte conciencie sobre la importancia de reciclar o reutilizar los materiales que tenemos a nuestro alrededor, así como llamar la atención sobre la vulnerabilidad de los ecosistemas coralinos y de la naturaleza en general.

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