Cada ciclista tendrá su propia idea sobre las ventajas de subirse a la bicicleta. Lógicamente, toda cara tiene su cruz, porque nada hay completamente ideal en este mundo, pero hoy toca hablar de lo bueno, buenísimo que tiene eso de pedalear sobre dos ruedas.
Que montar en bici resulta una agradable experiencia es una ventaja con la que es fácil coincidir. En efecto, la gran mayoría de las personas suele opinar que darle a los pedales transmite sensaciones positivas y este bienestar, por sí mismo, ya crea adictos. Podemos decir, en primer lugar, que la bicicleta es divertida.
En segundo lugar, no cabe duda de que la bicicleta ayuda a proteger el medio ambiente, incluyendo tanto la contaminación atmosférica inmediata, la que respiramos cada día, como una contribución a detener el cambio climático. Un grano no hace granero, pero ya se sabe que ayudar, sí ayuda, sobre todo cuando optar por la bici supone prescindir de vehículos motorizados, incluyendo el transporte público.
Ahorrar, hacer amigos y disfrutar del paisaje
Como tercera ventaja, citaremos el gran ahorro económico que lograremos si sustituimos los medios de transporte por la bici. Eso sin contar el coste social en enfermedades y muertes que supone la contaminación por combustibles fósiles que, por pasiva, también ahorramos. Y a la inversa, con el ahorro de tiempo y dinero en gimnasios que conseguimos.
Una cuarta ventaja, muy relacionada con las anteriores, hace referencia a la salud. Sin duda, el ejercicio regular moderado que se lleva a cabo de forma anaeróbica es fácil y llevadero con la bicicleta. Una mejora de la salud que, a su vez, mejora nuestro estado de ánimo.
Otro aspecto positivo, en quinto lugar, podría ser la movilidad en las grandes ciudades congestionadas de tráfico, si bien no puede dejar de mencionarse que este positivo aspecto conlleva el innegable peligro que supone no diponer de adecuados carriles bici para una circulación no sólo ágil, sino también segura.
La posibilidad que brinda de hacer amigos es un sexto punto positivo, pues por alguna razón los ciclistas suelen entablar convesaciones fácilmente y también se reúnen en grandes grupos para hacer excursiones. Por lo tanto, fomenta la socialización y la amistad.
El séptimo aspecto ventajoso de esta lista alude a la posibilidad que nos brinda el paseo de disfrutar el paisaje, siempre y cuando, claro está, que el entorno no esté polucionado atmosférica y acústicamente. Aún así, como norma general, desplazarse en bicicleta hace que las calles y las ciudades nos parezcan más bonitas.
Subirse en una bicicleta, por otra parte, da un aspecto juvenil de por sí, incluso un toque cool, podríamos decir. Así, el octavo aspecto que destacamos es el efecto rejuvenecedor tanto del organismo como en relación a la imagen que damos de nosotros mismos, ya sea una bici de montaña, de paseo o plegable.
El noveno aspecto positivo se refiere a la eficiencia que obtenemos en nuestros desplazamientos con ella, tan rápidos como poco consumidores de energía. Con ella nos ahorramos repostajes, esperas, aparcamiento…
Y, en último y décimo lugar, sobre todo en las ciudades, la bici nos libra de la pesadilla que supone aparcar el coche. Utilizar la bici nos permite el lujo de estacionarla delante del lugar de destino casi siempre. Eso sí, un buen candado se hace obligatorio para poder encontarla sana y salva a nuestro regreso.