El futuro de los productos ecológicos se enfrenta a importantes retos, como ampliar su consumo, hacerlos más accesibles, luchar contra fraudes y ambigüedades en su etiquetado, reducir precios a niveles más razonables o endurecer los criterios para fomentar la confianza del consumidor.
Por otro lado, las expectativas de crecimiento son buenas, aunque el boom que está experimentando el sector también requiere de regulaciones más estrictas que garanticen un control de la calidad bio de los distintos productos. Según un estudio realizado por Everis, el mercado español de productos de alimentación ecológicos crecerá a un ritmo del 12 por ciento anual hasta 2020.
No sólo hay un mayor interés por los alimentos bio. En general, lo ecológico está de moda, y aunque la crisis económica no es un contexto favorable para un mercado que normalmente se caracteriza por precios elevados, numerosos estudios constatan que lo verde es tendencia, y ello se traduce en una mayor conciencia social al respecto.
Un nuevo mercado
Más allá de lo estrictamente alimentario, el interés por productos ecológicos engloba desde un turismo eco-responsable hasta una movilidad más verde hasta todo tipo de hábitos de consumo de lo más variopintos y productos fabricados siguiendo criterios más sostenibles.
El último estudio realizado por la empresa Everis también concluye que el potencial de este sector en nuestro país es enorme, y de hecho se espera que se sigan los pasos de otros mercados más maduros de países con mayor cultura ecológica, como Alemania, Dinarmarca o Inglaterra.
Aunque se observa un crecimiento exponencial de la demanda de estos productos, con un crecimiento a un ritmo del 25 por ciento en los últimos diez años, superando la media de la Unión Europea, que ronda el 12 por ciento, también es cierto que hay se trata de un mercado incipiente, que acaba de explotar.
De hecho, sólo el 1 por ciento de la alimentación consumida en España es ecológica, si bien supone el 7 por ciento de la cesta de la compra de daneses y alemanes. Y lo mismo cabría decir de otros bienes de consumo como, por ejemplo, la adquisición de automóviles eléctricos, igualmente mínima.
También se detectan motivaciones distintas a las de otros países en los que este sector está más introducido, primando la salud, la calidad y el sabor, relegando a un segundo plano la conciencia medioambiental. Con respecto a Italia, país con el que nos une una mayor afinidad cultural, su consumo triplica el nuestro, si bien los canales de venta son similares.
Retos y logros
Teniendo en cuenta que a la población española le gustaría consumir más productos ecológicos pero no lo hace por cuestiones como el precio y las dificultades para encontrarlos en las tiendas de alimentación habituales, subsanar estos inconvenientes será clave para el futuro de los productos ecológicos alimentarios. Del mismo modo, mutatis mutandis, otros artículos verdes también se encuentran con estos problemas básicos.
Como punto a favor, hay que destacar que España es el principal productor de Europa de productos ecológicos, claro está, con fines exportadores, pues más de la mitad tiene como destino el mercado europeo. Sin embargo, todavía queda pendiente conquistar el mercado interior.
El apoyo institucional ayudaría a normalizar precios y distribución, pero las políticas miran hacia otro lado, en parte también por la falta de presión y conciencia ciudadanas, hoy por hoy prácticamente inexistentes.
Por otro lado, pese al aumento de la demanda de estos productos y su gran potencial de crecimiento inmediato, si no se da el paso a las economías de escala, es decir, a una producción industrial masiva, difícilmente se alcanzarán precios más competitivos.
Otro importante elemento que ayudará a normalizar los productos ecológicos alimentarios vendrá de instancias institucionales europeas. Según informa el semanario alemán Der Spiegel, la Comisión Europea está trabajando para endurecer las normas sobre la producción y venta de los alimentos que llevan el logotipo ecológico de la UE. El objetivo será ofrecer información veraz, más fiable y acorde con la realidad de cada producto.