Google colaborará con la organización ambientalista WWF para vigilar parques naturales de la sabana africana. El objetivo es reducir la caza furtiva de animales salvajes, muchos de ellos en peligro de extinción, como elefantes, rinocerontes y tigres. Lo curioso de la iniciativa es que la vigilancia se realizará con la ayuda de aviones en miniatura teledirigidos y equipados con cámara.
Google ha donado al proyecto de WWF cinco millones de dólares. Si la tecnología funciona, se podría trasladar la idea a otros parques naturales para detener la caza furtiva en todo el mundo.
El sistema de reconocimiento aéreo complementará otros métodos de vigilancia como el etiquetado de la fauna salvaje y las patrullas de guardas guiadas por programas de ordenador asistidos por satélite. Asia y África son los lugares donde más se necesita controlar la caza ilegal.
Hay una creciente demanda de piezas de animales salvajes y de partes de estos animales para elaborar supuestos medicamentos, en especial en Asia, lo que está afectando gravemente a la vida salvaje de todo el mundo. Los beneficios son muy altos y, los riesgos, escasos. Así, este tipo de delincuencia se ha multiplicado en los últimos años. Se mueven entre 7.000 y 10.000 millones de dólares cada año en este lucrativo negocio.
Aumento espectacular de la caza furtiva
Después de décadas de buen trabajo en proyectos que han recuperado especies que estaban y aún están en peligro de extinción, esta nueva tendencia los pone de nuevo en peligro. Los países pierden sus recursos naturales y la población local se queda sin medios de vida.
Los aviones que vigilarán estas áreas protegidas se denominan Drones. La idea es reconocer a los delincuentes para poder detenerlos más tarde. El año 2011 se produjo un aumento de la caza furtiva en África. Solo en el sur del continente, 588 rinocerontes fueron atacados por los furtivos, mientras que, cinco años antes, los ataques fueron sólo trece.