Primero fue SCio, un lector molecular de bolsillo para conocer mejor la composición química de lo que nos rodea, y ahora llega su versión móvil, incluida en un teléfono chino. Un invento que tiene un enorme potencial a nivel ecológico.
Tanto uno como otro se basan en la misma idea: poner a nuestro alcance un sensor molecular que, entre otros muchos usos, resulta idóneo para llevar una vida más saludable en el terreno ambiental y también nutricional.
La útil exploración molecular
Los ejemplos son innumerables. Con este lector molecular de pequeño tamaño, bautizado con el nombre de SCio o con su versión móvil podemos conocer la composición química de superficies, alimentos, medicamentos, productos cosméticos o de nuestro propio cuerpo, pongamos por caso.
El resultado es inmediato, y aunque ofrece información interesante, lo cierto es que todavía necesita mucho rodaje para perfeccionarse, con el fin de que la exploración a nivel molecular se convierta en una herramienta cada vez más útil.
La primera versión la creó el CEO Dror Sharon mientras estudiaba en el MIT, y
ahora trabaja con su equipo para perfeccionarla. Su disponibilidad a través del teléfono móvil puede abrir la puerta a toda una revolución. Conocer el contenido de azúcar del tomate o su composición química, por poner un ejemplo, es una opción directa que viene de serie. Es decir, pero a medida que se añade más información a través de su uso, tanto a nivel personal como con la participación de otros usuarios el resultado puede ir afinándose.
Su creador explica que su difusión permitirá obtener una información más compleja conforme se vaya difundiendo su uso. En estrecha relación con los grandes datos y la actual era digital, la clave de su perfeccionamiento depende del banco de datos que vaya configurándose.
El H2 es el teléfono inteligente que incluye el escáner molecular, una iniciativa comercial de la empresa china Changhong, presentado en el CES celebrado en Las Vegas.
Su particularidad es precisamente el sensor molecular con el que viene equipado. Se trata, como hemos apuntado, del SCiO, desarrollado en 2014 por la empresa israelí Consumer Physics.
Con su adaptación a la telefonía móvil se pretende popularizarlo con el fin de mejorar sus resultados gracias al Big Data y el Internet de las Cosas, según lo explicado.
Para obtener la información basta con enfocar el móvil y esperar a que la información aparezca en la pantalla al momento. Un inestimable aliado para saber lo saludable que pueda ser desde líquidos hasta sólidos, como el agua u otras bebidas, así como alimentos de distintas texturas.
Su funcionalidad a la hora de ofrecer información sobre su composición puede convertirse en un instrumento insustituible en la comprobación de alimentos bio. Tanto a la hora de comerlos en casa o en un restaurante como al ir a comprarlos.
Es más, de extenderse este sistema no solo podría ser una información adicional optativa por parte del fabricante en alimentación y otros productos de cuidado personal, mobiliario o accesorios sino también de cara a poder hacer inspecciones. Y ya puestos, no estaría nada mal que se tratase de una información obligatoria.
Sin duda, cambiaría el etiquetado y lo de comprar a ciegas, haciendo un acto de fe a partir de logos ecológicos sería cosa del pasado. Teniendo acceso a una tecnología fácil de aplicar, probablemente solo sea cuestión de tiempo convertir estas simples suposiciones en una realidad.
Igualmente, su aplicación serviría para concienciar sobre la composición de los alimentos no ecológicos. Una nueva ventana se abriría ante nuestros ojos y, sin duda, a partir de entonces ya nada volvería a ser lo mismo. Ya se sabe, la información es poder. Tiempo al tiempo…