¿Imaginas un coche propulsado por agua? Sería interesante para el planeta, y también para nuestro bolsillo si además fuesen accesibles. Ambas cosas podrían estar a tiro de piedra con este nuevo invento, un biomaterial altamente eficiente creado por científicos estadounidenses.
Investigadores de la Universidad de Indiana, en efecto, han creado un biomaterial eficaz y a bajo coste capaz de catalizar la formación de hidrógeno de forma muy eficiente. Entre otras posibles aplicaciones, gracias a ella estamos más cerca de producir hidrógeno y oxígeno como desdoblamiento del agua para alimentar los coches de hidrógeno baratos.
Material barato y eco-amigable
El pequeño gran invento que podría convertir esta utopía en realidad es una enzima modificada dentro de una cubierta formada por una proteína o «cápside», imitando la estructura de un virus bacteriano.
El biomaterial resultante, según afirman sus creadores, es 150 veces más eficiente que la forma inalterada de la enzima. Bautizado como P22-Hyd, además de ser eficiente también tiene la ventaja de producirse a través de un sencillo proceso de fermentación a temperatura ambiente.
Según se explica en el estudio, recién publicado en la revista Nature Chemistry, esta enzima es capaz de catalizar la formación de hidrógeno de forma económica y respetuosa con el medio ambiente.
Por lo tanto, de aplicarse a la automoción, los coches de hidrógeno dejarían de ser un lujo. Pero no solo eso, porque la enzima trabaja en dos sentidos. Es decir, P22-Hyd crea hidrógeno rompiendo los enlaces químicos del agua y hace lo contrario, genera energía recombinando hidrógeno y oxígeno.
Su función como catalizador actúa de igual manera en uno y otro caso, pero a la inversa. Así pues, actúa como catalizador para producir hidrógeno o como un catalizador que carga una pila de combustible, a demanda.
En el primer sentido, crea oxígeno al romper los enlaces químicos del agua o trabaja a la inversa para generar energía volviendo a combinar el hidrógeno y el oxígeno. En ningún caso operación no representa un impacto significativo para el medio ambiente, con lo que puede hablarse de un eco-invento con mayúsculas.
Creación de biocombustible
Si de alimentar un coche de hidrógeno se trata, por lo tanto, hemos de centrarnos en su capacidad de catalizarlo la producción de biocombustibles de hidrógeno.
En ningún momento se parte de los combustibles fósiles. Como hemos visto, se realiza una combinación de genes bacterianos en una estructura exterior que reproduce la de un virus, con lo que obtenemos un modo de generar energía renovable a partir del agua.
El paso de gigante que supone este invento es haber dado con un método capaz de crear la suficiente cantidad de esta hidrogenasa (catalizador microbiano) mediante un método factible. O, lo que es lo mismo, si bien se conocía su increíble potencial para la producción de biocombustibles, faltaba encontrar esa llave para hacerlo posible de forma eficiente.
El líder de la investigación, Trevor Douglas, compara este material con el platino, pero afirma que su proceso es muy sostenible:
Este material es comparable al platino, excepto que es verdaderamente renovable. No es necesario extraerlo; puede crearse a temperatura ambiente utilizando una tecnología de fermentación a escala masiva. Es biodegradable. Es un proceso muy verde para hacer un material sostenible de muy alto nivel.
Por su parte, según Seung-Wuk Lee, bionigeniero de la Universidad de California-Berkeley, apunta que este hallazgo es resultado de estudios realizados durante las dos últimas décadas, y considera sus resultados un trabajo pionero para producir combustibles verdes capaces de resolver el grave problema de energía del mundo.
Actualmente, la investigación está en fase de perfeccionamiento, planteándose nuevas metas para mejorar su eficiencia y multiplicar sus aplicaciones en combinación con la energía solar.