La Torre Eiffel tiene 325 metros de altura. Su estructura es de hierro pudelado (una técnica que rebaja el contenido de carbono hasta un porcentaje muy bajo y elimina casi todo el azufre, por lo que el hierro resultante es hierro forjado). Fue diseñada por el ingeniero francés Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889 celebrada en París. Es uno de los símbolos más famosos de Francia y de París.
Ahora, la consultora de ingeniería y diseño urbano Grupo Ginger quiere cambiar el aspecto del emblemático monumento. Se trata de una idea para reivindicar el respeto por el medio ambiente, además de original: convertir la Torre Eiffel en un enorme árbol.
El proyecto propone cubrir la estructura más de medio millón de plantas. De esta forma, aparte de la vistosidad, se convertiría a la torre en un pulmón verde y un símbolo del desarrollo sostenible y de la absorción de carbono.
Según el proyecto diseñado por el Grupo Ginger, serían necesario un sistema de tuberías de riego, que añadiría unas 12 toneladas de peso a la estructura, para regar a las 600.000 plantas en bolsas de cáñamo. En fin, un peso total de 378 toneladas. El proyecto costaría alrededor de 72 millones de euros y sería capaz de absorber 87,8 toneladas de CO2 al año.
Además de sus beneficios medioambientales, este proyecto busca demostrar la necesidad de apostar por un desarrollo sostenible a los más de siete millones de visitante que visitan a la torre cada año. Con todo, la apariencia no sería definitiva. Sería una instalación temporal, como lo era originalmente la torre cuando se levantó en el siglo XIX.
El problema serían el coste que supondría llevar a cabo la idea. La comunidad local ya se ha quejado. Es una bonita propuesta, pero parece que las autoridades parisinas no están muy por la labor de, ni siquiera, planteársela. Ni de plantar.