Inventar una luz de fácil acceso para quienes no no pueden tenerla, es decir, para muchos millones de personas en todo el mundo, es un gran gesto de solidaridad. Pero si además esa misma luz se obtiene con energías limpias, entonces el invento empatiza también con el medio ambiente y constituye todo un logro.
Justamente, esto mismo es lo que ha ocurrido con una lámpara solar bautizada con el nombre de Glow Light, diseñada por el diseñador industrial australiano Jon Liow, cuyo invento consiste, básicamente, en una iluminación eficiente para las personas que viven en zonas rurales o aisladas en las que no se dispone de electricidad.
La idea es descartar las peligrosas lámparas de queroseno, nefastas para la salud y el entorno. En su lugar, esta vez se propone una luz que no requiere mantenimiento de baterías ni nada que se le parezca. Muy al contrario, Glow Light es una solución de tan bajo costo y mantenimiento que aspira a convertirse en la solución al problema mundial de la iluminación.
Resistente y durable
El dispositivo emite una luz fluorescente que, todo sea dicho, parece un tanto agobiante, aunque quizás sólo sea una sensación al observarla de forma directa. Probablemente, por lo que puede adivinarse por las imágenes, sea una buena solución para iluminar toda una estancia. En todo caso, no puede negarse que tiene numerosos puntos positivos como su bajo costo, su resistencia, una larga durabilidad (unos diez años) o su facilidad de uso.
La luminosidad puede llegar a durar hasta cinco horas de forma continuada y simplemente requiere recibir la luz del día para encenderse al caer la noche de forma automática, sin más complicaciones. Su tamaño es el de una botella de agua de poco más de medio litro, por lo que también sería idónea para usar en situaciones de emergencia.