La definición adoptada por la Unión Europea para los perturbadores endocrinos, presentes en envases de productos cotidianos, ha suscitado encendidas críticas por parte de distintos sectores, entre ellos ONGs y científicos. Igualmente, la definición no ha contado con unanimidad en el seno de la UE.
Bruselas considera el acuerdo un éxito, ya que la legislación sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Por contra, otras voces consideran que los criterios adoptados para identificarlo no son eficaces para proteger la salud pública.
Una definición decepcionante
El eurodiputado de Equo Florent Marcellesi lamenta que los criterios de la Comisión Europea (CE) para identificar alteradores hormonales son insuficientes para proteger la salud de las personas.
Los criterios aprobados «excluyen pesticidas que tienen un gran impacto sobre la salud pública y es un paso atrás ante un problema de salud enorme que tenemos en la población, porque los disruptores endocrinos provocan más cáncer, más obesidad y problemas de fertilidad», afirma.
Las organizaciones de la coalición EDC Free Europe, por poner otro ejemplo, también consideran que estos criterios no ayudarán a proteger a personas ni tampoco el medio ambiente. Así pues, al igual que otras muchas ONGs, rechazan los criterios de definición aprobados por el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos, habida cuenta de la necesidad de que se garantice la salud humana y ambiental de acuerdo con lo esperado por científicos y la ciudadanía.
Estos nuevos criterios comunitarios se han adoptado tras la petición realizada por los co-legisladores a la CE para que adoptara criterios científicos que permitiera identificar este tipo de sustancias. Dicha petición, hecha en 2009, reclamaba poder identificar estas sustancias en 2013, si bien no ha sido hasta ahora cuando, finalmente, la Comisión ha obtenido el apoyo de la mayoría cualificada de los Estados miembros.