El título de la película 21 gramos, del director mexicano Alejandro González Iñárritu, proviene de una combinación de una imagen poética, una metáfora, podríamos decir, y un experimento pseudocientífico que realizó el doctor Duncan MacDougall a principios del siglo XX en el que trató de averiguar cuánto pesaba el alma del ser humano. Aunque, por supuesto, en caso de existir, el alma no pesa, en la cultura popular se dice que el alma pesa eso, 21 gramos.
Pero lo que sí se puede medir es la cantidad de dióxido de carbono que emite el cuerpo del ser humano cuando se incinera. Y es que el hombre contamina el medio ambiente incluso después de muerto. Ha sido el ingeniero químico del Instituto de Catálisis y Petroquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Luis García, el que ha realizado este cálculo algo macabro y ha dictaminado que un cuerpo humano emite unos 27 kilos de dióxido de carbono cuando es quemado.
El científico del CSIC ha querido señalar que esta opción personal sobre qué hacer con el propio cuerpo o con el de los familiares una vez muertos no puede compararse, por ejemplo, con la contaminación que producen los coches en una ciudad. Los trescientos mil coches que circulan por Madrid cada día emiten unas 2.400 toneladas de CO2. En otras palabras, la contaminación de la incineración no debería ser una causa para no elegir tal opción. Además del propio cuerpo humano, la incineración produce desechos, que quedan en las cenizas: partes de óxido de nitrógeno y metales que puede llevar el féretro.
Otro investigador, en este caso Joan Grimalt, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, sí opina que la incineración podría ser perjudicial para el medio ambiente si llegaran a concentrarse vertidos de cenizas en un emplazamiento terrestre de forma regular. Pero, la verdad es que, normalmente, quedan en una urna que se coloca en la estantería del salón o se olvida en un cajón.
Advierte, eso sí, de que esas cenizas no se deben tirar a cualquier sitio. Se refiere a lugares míticos a los que mucha gente acude porque se ponen de moda, bien porque allí murió algún famoso o por cualquier otra razón. Esas cenizas, en grandes cantidades, hay que recordarlo, pueden alcalinizar el terreno, cambiar su ph y, en definitiva, deteriorar el terreno.
Por último, los expertos señalaron que donde menos daño se produce es en el mar, ya que es muy grande y, además, como tiene tendencia hacia la acidificación por culpa, precisamente, del CO2 emitido, tiene más capacidad de compensación que la tierra.
Deveria de existir una ley donde solo cierto tiempo permanezcan las cenizas en un hogar para que se deje descansar en paz al difunto y evitar algún riesgo ya que pudieran caerse. Mi hermano falleció y sus cenizas está en la casa de la que era la ex esposa ya que se divorció y por causarnos daño no nos deja ver a mi hermano fallecido pero si estuviera en un Nicho ahí fuéramos a rezarle y mi mader sufre mucho ya que no tiene un lugar a donde llevarle una flor ya que esta mujer nos niega la entrada. Habrá una ley para exigir que pongan a mi hermano en un nicho. Saludos.
He estado leyendo sobre los cementerios ecológicos, entonces según el artículo estos no son buenos para el medio ambiente? o dependerá de la concentración o dispersción de las urnas ecológicas.
A veces me aterra la estupidez humana… El alma pesa 21 grs? La incineración de cuerpos contamina el medio ambiente? De verdad la quema de cadáveres se puede siquiera, acercar a lo que queman los autos todos los días?. Patéticos