Los expertos piden políticas ambientales preventivas del cáncer

Cementera
Las investigaciones que profundizan en cuestiones tan peliagudas como las causas ambientales del cáncer tienen el deber moral, qué duda cabe, de reclamar las medidas políticas necesarias para contribuir a su prevención.

Así lo hacen los autores del mapa de mortalidad del cáncer en España publicado recientemente en BMC Cancer, en el que se demuestra una gran desigualdad regional. De hecho, el riesgo de morir por cáncer en algunas zonas supera el 50 por ciento con respecto al resto.

Es el mayor mapa de la mortalidad por cáncer realizado hasta ahora, en el que además se muestra por primera vez una evolución a lo largo del tiempo, concretamente entre los años 1998 y 2008. Para su elaboración, los investigadores del Centro Nacional de Epidemiología utilizaron datos representativos extraídos a partir de un millón de muertes por cáncer registrados durante el periodo en el país.

El estudio ha elaborado mapas que ilustran gráficamente la mortalidad por cáncer de pulmón coloreando de rojo las zonas con más riesgo. Algunas se creen relacionadas con factores ambientales o alimenticios como, por ejemplo, el riesgo de morir por cáncer estómago (con 145.000 decesos durante el periodo), más alto en Castilla y León.

En este caso, el riesgo de mortandad es mucho mayor en esta región que en el resto de España, probablemente por las costumbres alimentarias, en concreto por el menor consumo de vegetales y gusto por productos curados y ahumados, apuntan los expertos. A falta de estudiar posibles causas ambientales, que no descartan, ésta sería la razón más probable a nivel estadístico.

Riesgos ambientales

El cáncer de pulmón es otro ejemplo que impresiona. En el periodo murieron 340.000 personas, decesos localizados sobre todo en Extremadura, Andalucía occidental, Asturias y Cantabria en el caso de los hombres, significándose las muertes de mujeres por esta causa en municipios de Pontevedra y Ourense.

Típicamente, el cáncer de pulmón se asocia al tabaco pero en este mapa también se encuentra relación con la vida urbana y la contaminación atmosférica natural, como puede ser el gas radón, un gas radiactivo procedente del uranio que se origina en el subsuelo.

Por otra parte, en los últimos cinco años, las mujeres que han muerto por cáncer de pulmón suelen vivir en la ciudad y ser fumadoras. Por último, destacamos la cercanía de las cementeras a menos de 5 kilómetros de las zonas habitadas como riesgo de cáncer.

Posibles medidas preventivas

El panorama que dibujan casos como los apuntados invitan a reflexionar pero, sobre todo, a exigir medidas políticas que mejoren el entorno con el fin de evitar casos que se deben a factores ambientales o a otras causas que pueden modificarse como el tabaco o los hábitos alimentarios.

Polucion urbana
Igualmente, podrían subvencionarse sistemas que minimizaran los efectos del gas radón, cuyo coste ronda los 4.000 euros por vivienda de unos 100 metros cuadrados. Se trata, en suma, de buscar soluciones a los problemas que revelan estudios como éste en favor de la salud pública.

En estos casos, lo suyo es hacer campañas y diseñar los núcleos urbanos de un modo más ecológico, creando más zonas verdes y prohibiendo focos de contaminación como el de las cementeras a equis distancia de los lugares habitados. ¿Fácil, difícil? Hoy por hoy, son políticas inexistentes, y lo suyo es criticarlo, sobre todo cuando hay datos dramáticos sobre la mesa que evidencian una relación causa efecto directa o, por lo menos, digna de tener en cuenta.

Por último, los autores del trabajo explican que los datos son estadísticos, por lo que se refieren a datos absolutos no extrapolables a casos individuales o, al menos, no de forma directa. Recomiendan a la población, ante todo, dejar de fumar, y no alarmarse ni mucho menos hacer las maletas tras conocer sus datos, aunque no sé yo si además de jubilar el mechero no sería interesante también coger la puerta… ¡En estos temas, toda precaución es poca!

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