Ocho consejos para ser ecológicos en el día a día

Mujer en supermercado
Aunque dejarse llevar por la vida moderna implica caer en un sinfín de tentaciones poco ecológicas, la vida verde no siempre supone grandes sacrificios. Muy al contrario, un estilo de vida responsable con el medio ambiente, y a menudo también más sana, es compatible con nuestra vida actual.

Son los pequeños gestos cotidianos los que pueden hacer una gran diferencia. No se trata de ser ecológicos a ultranza ni de rechazar absolutamente todo lo que no sea verde de pies a cabeza. Para ser ciudadanos responsables con el entorno simplemente se trata de tener un mínimo de sensibilidad ambiental y demostrarla cuando sea posible.

Descubriremos que a menudo elegir la opción verde no supone un gran sacrificio, y si lo fuese en algún caso, cuando dispongamos de información que nos ayude a entender las ventajas de las opciones verdes probablemente optemos por hacerlo.

A continuación, daremos un breve repaso a ocho consejos sobre cuestiones que sería positivo interiorizar para que nuestra rutina no acabe siendo un atentado contra la salud del planeta y, en muchas ocasiones, también contra la nuestra.

1. Reducir, reciclar y reutilizar: Una actitud eco-amigable ha de basarse en una mínima concienciación. En la práctica se traduce en la aplicación de los famosos principios ecológicos de reducir reciclar y reutilizar es una manera sencilla de cuidar el bolsillo y el medio ambiente sin apenas darnos cuenta. Una aplicación flexible no es lo ideal, pero sí suficiente para conseguir resultados.

2. No tirar alimentos: Comprar más comida de la necesaria y que ésta acabe caducando o pasándose es un mal común. Planificar tanto la compra como las raciones a la hora de cocinar significará un avance a nivel ambiental porque reducirás residuos y evitarás la huella de carbono que supone su cultivo y transporte.

3. Atención al gasto energético y de agua: Dentro de la recomendación general de reducir (una de las tres erres), el consumo de energía y de agua son claves en el día a día. Limitar el gasto de ambos recursos es ya un gesto ecológico y, si además los obtenemos, aunque solo sea en parte, de fuentes renovables, mejor que mejor. Los barriles para almacenar agua de lluvia y los paneles solares serán de gran ayuda para ello.

4. Vigilar nuestros desechos: No solo lo que tiramos a la basura cuando podríamos reciclarlo o reutilizarlo (hacer compost, reciclaje creativo, etc.) sino también lo que ahorramos con elecciones inteligentes a la hora de optar por alimentos sin envases, de usar una bolsa de compra reutilizable o, por ejemplo, cuando separamos la basura.

5. Elegir bien lo que compramos: Además de comprar solo lo necesario, sin caer en el consumismo, de estar atentos a los tipos de embalaje, a su existencia o ausencia y cuestiones similares, optar por los productos y alimentos bio es una importante contribución al medio ambiente o, por ejemplo, consumir menos carne para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y cuidar nuestra salud.

Plantando en el jardin
6. Cuidar la naturaleza: En nuestro día a día podemos hacer pequeñas cosas para proteger la naturaleza, desde no tirar basura en zonas verdes hasta, por ejemplo, elegir las plantas autóctonas para fomentar la biodiversidad en el jardín o, por ejemplo, no usar pesticidas, con lo que ayudaremos a los polinizadores.

7. Concienciar a los niños: Los más pequeños de la casa son esponjas, que aprenden a través del ejemplo. Es importante que los niños aprendan el valor de cuidar la naturaleza mediante gestos cotidianos, que pueden ser desde ayudarnos a cuidar un pequeño huerto urbano hasta no derrochar agua, luz o aprender a amar a los animales.

8. Apuesta por la movilidad sostenible: No siempre se puede dejar el coche aparcado, es cierto, pero sí podemos tener la bici siempre a punto para darle uso y optar por el transporte público, por la bici eléctrica para trayectos más largos o por compartir el coche, entre otras opciones verdes.

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