Cultivar una pequeña huerta para consumo propio trae muchas satisfacciones, pero también plantea algún que otro problemilla. Entre los inconvenientes de una buena cosecha está precisamente la abundancia de vegetales, una situación que admite distintas soluciones. ¿Qué hacer con ellos, congelarlos, hacerlos en conserva, regalarlos a familiares o quizás dejarlos en la planta para que los disfruten los pájaros?
Tomar una decisión al respecto es mucho más fácil teniendo a mano un artilugio como el que acaba de inventar Naomi Bijlefeld, una diseñadora industrial que ha convertido una buena idea en un aparato bien práctico que resulta de lo más sorprendente y simple a la vez.
Básicamente, se trata de un procesador de alimentos perfecto para agilizar el trabajo de preparación de productos de cara a su consumo o para su conservación. Sus funcionalidades son bien remover la tierra, hojas, cáscaras y demás suciedades o elementos innecesarios que se mezclan con los vegetales al tiempo que puede prepararlos para uso inmediato o para su almacenamiento.
No necesita electricidad
El curioso aparato es doblemente ecológico por no precisar electricidad para su funcionamiento, ya que basta con una simple manivela, y también por ser una interesante herramienta que ayuda a que la cosecha no se acabe echando a perder sin remedio. Ello significaría no sólo tener que comprar vegetales al no disponer de los que hemos malogrado, sino también un despilfarro de recursos naturales.
En la práctica diaria, la maquinita en cuestión puede servirnos tanto para preparar una ensalada o una macedonia frescas a rabiar y comerlas de inmediato como para convertir parte de lo cosechado que no se considere comestible en abono. Si nuestra huerta es orgánica, entonces obtendremos un compost que también será ecológico, bien utilizando un compostador o haciéndolo a la antigua usanza.