Antes de apuntar algunos posibles riesgos de seguir la moda de prescindir del champú para lavarse el pelo, vaya por delante que los champús no son la panacea, ni mucho menos, sobre todo después de encontrarse en muchos de ellos una sustancia cancerígena. Además, por supuesto, de que la oferta comercial nos ofrece fórmulas químicas que no convencen lo más mínimo a quienes apuestan por un estilo de vida eco-amigable.
Dicho lo dicho, también es cierto que la moda del no poo (no champú), nombre que recibe esta moda, tiene sus detractores. A diferencia de lo que sostiene esta tendencia ecológica, que propone lavarse el cabello con agua o bicarbonato y vinagre para unos resultados fantásticos, sus críticos afirman que hacerlo puede ser la puerta de entrada a infecciones e irritaciones del cuero cabelludo.
Además, en el aspecto cosmético, sostienen que el pelo se acaba estropeando. «El pelo produce grasa y si no se va retirando puede ser nocivo, sobre todo en personas con patologías en el cuero cabelludo, incrementándose el riesgo de infecciones», opina la dermatóloga Lola Conejo-Mir y miembro de Academia Española de Dermatología.
Salud e higiene
Conejo-Mir considera que el champú convencional es un arma de protección dermatológica que cumple una función importante a la hora de cuidar la salud del cuero cabelludo y, en general, también tiene un papel clave en lo que respeta al mantenimiento de la higiene personal.
Los champús de composición no química, es decir, las fórmulas más naturales también las considera una buena opción, siempre y cuando combatan esa grasa y no se tengan enfermedades que requieran un determinado champú para el tratamiento dermatológico de la zona.
Recordemos que la moda del no poo se basa en una realidad palmaria: el ser humano es el único animal que usa cosméticos para su limpieza, lo que demuestra que son innecesarios. En contra de sus detractores, afirman que lavarse el pelo sin usar champú ni acondicionadores químicos aporta belleza y salud capilar.