Los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) no dejan de asombrar al mundo con sus inventos, y muchos de ellos están relacionados con la sostenibilidad. Esta vez, el hallazgo está relacionado con la energía solar, y resulta muy curioso.
El desarrollo de un polímero solar que absorbe la luz y la libera en forma de calor bajo demanda , como es fácil de imaginar, abre todo un mundo de posibilidades. Uno de sus posibles usos, por ejemplo, sería la ropa que se autocalienta.
Ropa que se autocalienta
Su propuesta podría evitar el uso de la calefacción, y también reducir la compra de ropa, pues no sería necesario llevar capas y capas cuando el frío aprieta. Igualmente, puestos a imaginar, nuestras mascotas podrían beneficiarse de este invento y llevar ropa calentita solo con tenderla un rato al sol o con pasearlos con ella puesta.
Es más, cubres o mantas a los que les diera el sol a través de ventanas o cristaleras durante el día, por la noche (o cuando deseáramos) podrían calentarnos la cama de un modo realmente confortable y sostenible. O quizás las alfombras o, por qué no, mantas cubre piernas…
O, fuera del sector de la ropa inteligente, según apuntan sus creadores, serviría como tecnología capaz de derretir la capa de hielo que queda en los parabrisas. Y, en fin, son tantos los usos que podrían dársele, también a nivel industrial, que simplemente hay que dejar volar la imaginación para entender su proyección.
Un polímero transparente
El almacenamiento químico de la energía solar es el que permite guardarlo para un uso posterior. Sorprendentemente, sin necesidad de ningún otro material. El polímero en cuestión se basta y se sobra para recoger la luz y guardar la energía hasta que se quiera utilizar en forma de calor.
Además, al ser una película de polímero invisible, pues su material será transparente, se revela como una tecnología con enormes posibilidades prácticas. Con la ventaja de que su uso es factible días u horas más tarde gracias a una activación haciendo uso de pequeños catalizadores que teóricamente procederían de distintas fuentes, como el calor, la luz o la electricidad.
Siguiendo con la idea de aplicarlo a la ropa, por ejemplo, el calor almacenado en una chaqueta se disfrutaría al momento. Sería suficiente con activarlo para que quien la llevara entrar en calor al momento. Es decir, le envolvería una sensación de calor muy confortable. O, por qué no, aprovechando que el interior de los vehículos se calienta durante el día cuando está al sol, los asientos también podrían generar calor de forma selectiva, imitando a los actuales asientos calefactables pero con el plus de ser energía verde.
Pero todavía hay que esperar para que el invento esté perfeccionado. Además de aumentar su productividad, que ahora está en los 10 grados centígrados, con el objetivo de llegar a 20 grados, también se busca una mayor transparencia, pues todavía tiene un ligero tono amarillento.
Ropa inteligente y verde
Por otra parte, esta semana hemos sabido que los expertos auguran un aumento exponencial del negocio de la ropa inteligente en los próximos años, de acuerdo con expertos internacionales reunidos en el Centro Tecnológico de Cataluña (Eurecat). Su previsión es que se facturen unos 135 millones de euros en 2018 en todo el mundo, frente a los 9,7 del 2013.
Además de inventos verdes relacionados con la ropa inteligente que podrían dar mucha guerra en el futuro, como el apuntado del MIT, se han desarrollado otros sostenibles de los que ya existen prototipo. Entre otros, algunos llevados a cabo por el Eurecat como un maillot de ciclista calefactable, unos guantes con calentadores solares o un bolso que se ilumina con energía solar.