La orina es interesante como desecho transformable en fertilizante para las plantas. Dejada caer a modo de riego es efectiva, pero también existe la posibilidad de trascender ese modus operandi tan espontáneo e industrializar el proceso para obtener un beneficio similar.
Esta segunda propuesta es la que está probándose en Amsterdam. Se trata de un curioso proyecto que parte de la colocación de unos urinarios públicos como modo de brindar un servicio público al tiempo que se recolecta la orina con el fin de ahorrar dinero con la fabricación de fertilizantes, mientras se le da también un uso ecológico.
El proyecto se lleva a cabo gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Amsterdam y la empresa Waternet. Acaba de ponerse en marcha, por lo que únicamente se cuentan con unos pocos urinarios, los suficientes como para demostrar que cosechar pis desde ellos puede proporcionar fertilizantes verdes y baratos.
Abonar jardines
El objetivo es abonar jardines de todo tipo, entre ellos también los que crecen sobre las cubiertas o tejados de edificios de lo más variopintos: desde los cultivados en las terrazas de grandes inmuebles hasta los que florecen en casetas que contienen herramientas para el mantenimiento de los parques públicos. Su aplicación sería de lo más variada, incluyendo los huertos urbanos y demás zonas verdes de la ciudad.
La ciudad está especialmente interesada en obtener un fertilizante económico y eco-friendly por la acuciante necesidad que suele tener para el mantenimiento de sus numerosos jardines. Por lo tanto, si el proyecto tiene éxito, es decir, si se logra convertir la orina en producto comercializable, se podría ahorrar (y ganar) mucho dinero.