Los limones son un pequeño tesoro cosmético. Ser ricos en ácidos y flavonoides los convierte en un eficaz limpiador desintoxicante, además de tener un sinfín de usos de los pies a la cabeza.
Para aprovechar bien sus propiedades es importante que procedan de la agricultura orgánica y, si además queremos ser especialmente ecológicos, aprovechemos los restos. Entre otros usos, como es bien sabido, el limón puede reutilizarse añadiéndolo a la pila del compostaje o guardándolos en la nevera para usar en la limpieza del hogar o en el cuidado personal.
Un sinfín de usos
Este último uso es el que nos ocupa, con la ventaja de que podemos aprovechar los efectos cosméticos junto a los que proporciona a nuestra salud. Una belleza verde, saludable y accesible es lo que nos brinda este alimento de propiedades astringentes y desinfectantes, que también hace la función de blanqueador natural.
Sus características y propiedades lo hacen idóneo para iluminar y purificar la piel, para lo cual podemos aplicarlo de forma directa o mezclándolo con aceites vegetales, que también pueden servirnos como aplicación posterior con el objetivo de hidratar la piel. Nos será de gran ayuda para aplicar en zonas que se ennegrecen con el sol, como los codos y rodillas.
Tras dejar reposar durante unos minutos se enjuaga con agua y se seca la piel con pequeños y suaves golpecitos de toalla para que el cutis o la piel en general no se reseque. A su vez, nos ayudará con los puntos negros y otras imperfecciones.
Si queremos usarlo para evitar o curar el acné tengamos en cuenta que es mejor no aplicarlo directamente, sobre todo si se tiene la piel sensible o microheridas, puesto que además el limón escuece. Podemos aplicarlo un par de veces por semana empapando un algodón, y después enjuagar.
Para la piel grasa, aun no padeciendo acné, también será un arma de belleza eficaz para que la piel no brille tanto. Si la piel es mixta, aplicaremos solo en la zona de la T, es decir, en frente, nariz y mentón, pues son áreas donde más se acumula la grasa.
Sea como fuere, no apliquemos el limón si vamos a tomar el sol después. Podrían salirnos manchas. Es decir, por un lado blanquea, pero también puede ocasionar manchas en algunas pieles, con lo que la protección solar es importante.
Igualmente, añadamos un poco de zumo de limón y aceite de oliva para aplicarlo sobre las uñas y así fortalecerlas. O, por ejemplo, usémoslo para aclarar las axilas, al tiempo que nos servirá como desodorante natural. Eso sí, cuidado con aplicarlo inmediatamente después de la depilación, mejor esperar un par de días y no hacerlo si tenemos alguna heridita sin curar.
No podíamos dejar de mencionar una receta sencilla para aplicarlo en forma de mascarilla para la piel o el pelo. Por un lado, podemos usar el zumo de limón o su pulpa en combinación con otros ingredientes como la miel, pongamos por caso, y por otro podemos convertir la piel de limón en polvo y aplicarlo.
En este caso, sería interesante mezclarlo con aceite vegetal, (aceite de argán, aceite de coco, aceite de almendras dulces, aceite de oliva, etc.) y dejaremos actuar durante unos minutos. Si nos animamos, podemos mejorarlo con un par de gotas de aceites esenciales adecuados en función de nuestro tipo de piel, e incluso añadir aceite esencial de limón. Por último, el no desperdiciemos la pulpa del limón ni de otros cítricos.
Si queremos ampliar las posibilidades y efectos añadamos también otras pieles y pulpas de cítricos que pueden ser desde mandarinas, pomelos o naranjas hasta distintos tipos de limones, por ejemplo la lima.