Construir una cafetería a partir de desperdicios suena mal, fatal, incluso, pero en realidad es una idea de lo más cool, ecológica y moderna. Basta con echar un vistazo al resultado conseguido por ingenieros, arquitectos y científicos sociales de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, para entender que los envases tienen un sinfín de posibilidades.
El café es lo único que no está reciclado. Por lo demás, envases de distintas procedencias han sido reutilizados no para poner un negocio en marcha, sino para explorar nuevas formas de arquitectura verde, así como para demostrar la facilidad de crear edificios sostenibles.
Siguiendo la filosofía del upcycling (convertir los residuos en algo valioso), el proyecto pretende utilizar la cafetería lograda como una forma de invitar a la reflexión y al debate. Sentarse en sus taburetes y saborear sus cafés se convierte, así, en «una ocasión para pedir a la gente a pensar en cómo podrían reutilizar cosas que normalmente se desechan», explica Mark Powel, el ingeniero director del trabajo.
Envases como piezas de Lego
El proyecto también busca despertar las conciencias de los jóvenes diseñadores y arquitectos para que los decorados interiores y las mismas infraestructuras de los edificios sean más sostenibles.
Además, algo muy interesante, se hace un llamamiento a los mismos fabricantes de materiales, especialmente los de envases de alimentos, para que el diseño ya tenga en cuenta una posible reutilización. «Por ejemplo, si somos capaces de diseñar un envase de leche o en general de cartón como un ladrillo de Lego, las posibilidades serían infinitas, limitadas sólo por la imaginación de cada individuo», explica.
Lo bonito del proyecto, que abrirá su cafetería itinerante en distintos lugares de forma casi ininterrumpida, es que propone un cambio de percepción de nuestra basura desde su misma fabricación hasta su consumo. Sin duda, un gran paso para un mundo más sostenible.