Para muchos, cuidar un jardín, plantar flores, podarlas, regalarlas, vigilarlas, es una forma de eliminar el estrés, de tener un momento de tranquilidad entre un oasis de naturaleza. Una actividad que produce calma, casi se podría decir que incita a meditar. Pero a Per Cromwell, un diseñador escandinavo, se le ha ocurrido otra forma de acercarse al mundo de la jardinería.
La idea es plantar flores disparando semillas con una escopeta. Son unos cartuchos que, en vez de plomo, están llenos de semillas de algunas especies de flores como amapolas o peonías (flores fáciles de cultivar y que necesitan poco cuidado, muy rústicas). La escopeta es del calibre 12.
El propósito no es únicamente llenar el mundo de flores. Se trata, además, de convertir una escopeta, un objeto que sirve para hacer daño o para quitar la vida, en un dador de vida. Cromwell quiere que las escopetas esparzan flores en vez de plomo.
En California, se aprobó una ley que prohíbe municiones de plomo, ya que es un material que daña a algunos animales sólo por el mero hecho de estar en el medio ambiente. En el caso del Estado norteamericano, pone en peligro la recuperación del cóndor.
Hechos a mano
La idea se le ocurrió a Cromwell cuando estaba sembrando su propio jardín y pensó que era una tarea tediosa y lenta. Pensó que sería mucho más rápido hacerlo con una escopeta. Así que cogió un cartucho de escopeta, lo vació de plomo y lo llenó con semillas de flores. Los cartuchos están hechos a mano. Cromwell abre cada uno y los rellena de semillas. Deja una pequeña cantidad de pólvora para esparcir las semillas.
Era, al principio, un experimento personal. Pero Cromwell comprobó que su jardín se llenó de flores y que la idea no era tan peregrina. Compartió su idea con sus amigos y, finalmente, ha llegado a la prensa. Propuso el proyecto en Indiegogo, una web de financiación en masa y ha recaudado lo necesario para distribuir la munición de semillas.
Algunos personas han criticado el proyecto porque consideran que las escopetas, aun con semillas en vez de plomo, son peligrosas. Otros comentarios dicen que la idea no es nueva, que un tal Vernon Thomas Dwyer ya la propuso nada menos que en 1976. Nueva o no, es muy interesante.