Esta especie de colmena para pájaros es un refugio increíble que los picudos agradecen sobremanera en cualquier entorno natural o urbano, con el aliciente de que podemos escudriñarlos sigilosamente.
El insólito edificio dispone de un total de 78 apartamentitos para seres alados, y ha crecido en elbosque como una seta, pero en realidad ha requerido de una elaboración costosa en Nendo, el taller de su creador, Oki Sato, un artista que siempre busca provocar emociones positivas en el espectador.
En este caso, no sólo se quiere sugerir que las casas de los pájaros son tan importantes para ellos como para nosotros las nuestras, algo que hace con la forma elegida, que recuerda a un edificio, sino a través de la invitación a mirar por los respectivos agujeritos.
Mirándolo en perspectiva, esta pajarera múltiple bien parece una típica casa de árbol, y en cierto sentido lo es, al menos en lo que respecta a la distracción y la observación ornitológica para especialistas y profanos.
Que haya un sinfín de agujeritos, mirillas por las que curiosear, hacen de esta pajarera un inventazo que cumple la doble misión de satisfacer la curiosidad humana sin molestar a los animales ni lo más mínimo. El concepto es genial, mucho más respetuoso con ellos, en las antípodas de la manera de observar a través de un cristal, algo típico en zoos y demás cárceles de animales. Ni punto de comparación, por supuesto, con las jaulas. Toda una idea de Sato, una gran figura del diseño que no deja de mezclar sencillez, poesía, humor y utilidad con resultados soprendentes.
No en vano, Nendo significa forma libre de arcilla, un significado que inspira la filosofía de sus creaciones, que buscan ser libres y flexibles, dice Oki Sato. En este caso, sin duda, se ha logrado la grandeza de los pequeños-grandes momentos que este creativo japonés dice perseguir en sus obras.