Cinco ideas para reducir los desechos en la cocina

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Reducir los desechos en el hogar es todo un reto, al igual que pueda serlo mejorar la eficiencia energética o el ahorro de recursos tan valiosos como el agua. En este aspecto, lograrlo exige poner en práctica muy distintas estrategias.

No se trata de complicarse la vida, sino de todo contrario. Simplificar es sinónimo de reducir, de igual modo que reutilizar y reciclar son verbos ecológicos que nos permite llevar a cabo eco gestos muy prácticos en la cocina.

Trucos cotidianos fáciles de aplicar

Cambiar de chip no siempre es fácil, pero a medio y largo plazo sencillamente se convierte en un hábito, con lo que no nos supone un esfuerzo. A continuación cinco ideas para conseguir esa nueva actitud verde, que en muchos casos además de cuidar el planeta nos permitirá cuidar la salud y ahorrar un buen dinero.

Son ideas y trucos que podemos integrar en nuestro día a día. Algunos nos invitan a volver a la época de nuestras abuelas, pues suponen recuperar tradiciones perdidas que, sin embargo, tienen un gran potencial de cara a un presente y futuro más verde y saludable.

1. Comida casera: La comida más ecológica no solo es aquella que lleve su respectivo logo, sino también la que hacemos sin que ello suponga llenar la basura de envases. Además de ser recomendable usar materias primas naturales, idealmente bio y compradas a granel, intentemos hacerlo como alternativa a los platos preparados o bollería industrial.

Ganaremos en sabor, salud y reduciremos la huella de carbono, así como los residuos. Si además contamos con un pequeño huerto ecológico, todavía mejor, tanto para cultivar nuestros propios alimentos como para luego convertir los desechos orgánicos en compost.

2. Envases y envases: Lo cierto es que prescindir de los envases es realmente complicado, por lo que de un modo u otro acabaremos teniendo que asumir que no podemos evitarlos.

En los casos que así sea, rechacemos los múltiples envases (cual muñecas rusas) o, por ejemplo, optemos por los paquetes familiares, siempre y cuando vayamos a consumirlos dentro de plazo, pues si caducan tampoco logramos nada.

Como última opción o mal menor, sencillamente pensemos si van a servirnos para la reutilización o para su reciclaje, como ocurre con los envases de vidrio siempre que los depositemos en el contenedor correspondiente.

3. Ser organizados: La planificación es siempre un punto verde a nuestro favor. A la hora de planificar los menús, tengamos en cuenta qué ingredientes necesitamos y no nos salgamos de lo estrictamente necesario, incluyendo las cantidades precisas.

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4. No a lo desechable: Minimicemos los productos de un solo uso, como las servilletas, papel de cocina o pañuelos limpiadores húmedos y, a ser posible, prescindamos de ellos.

Salvo cuando se trata de usar papel de cocina en determinadas ocasiones, por lo general nos resultará fácil encontrar alternativas más ecológicas. Por ejemplo, el papel de hornear puede sustituirse por esterillas de silicona o por moldes de distintos materiales que no lo exijan.

También nos será de gran utilidad volver a las servilletas de tela, a los paños de cocina y, por ejemplo, a los frascos y túpers de vidrio o acero inoxidable en lugar del papel de plástico o de aluminio.

5. Cocina limpia y desinfectada: En lugar de recurrir de forma sistemática a los productos de limpieza convencionales, lo cual supone echar por el desague químicos y enrarecer la atmósfera, volviéndola poco menos que tóxica, podemos recurrir a las formulaciones caseras.

No se trata de andar haciendo experimentos ni esfuerzos de tipo alguno. Bastará con hacer sencillas mezclas con materias primas muy fáciles de encontrar en la cocina (vinagre, bicarbonato, limón, etc.) para obtener en un minuto un maravilloso limpiador ecológico multiusos, pongamos por caso.

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