Aunque siempre que se habla de peces se tiende a pensar en las especies marinas, lo cierto es que las que viven en los ríos también tienen problemas para sobrevivir, estando algunas de ellas en peligro de extinción. Además de cuidar adecuadamente los ríos, aún hay más acciones que se pueden llevar a cabo para que los peces de agua dulce no se extingan y puedan reproducirse con normalidad.
Las acciones
Este ha sido precisamente el eje central de las investigaciones que se están llevando a cabo en el seno de la Universitat de València y la empresa Proiser, que está ubicada en el parque científico de esta institución.
Desde allí, se está trabajando en varias líneas de investigación que comprenden diferentes aspectos como la calidad del esperma en humanos y animales, así como los resultados en peces de agua dulce empleando técnicas propias.
De esta manera, se pretende combatir la extinción de peces como el salmón salar, que es un salmón atlántico de gran valor económico ya sea de piscicultura o bien su especie salvaje. Es un pez que, en las últimas décadas, se está viendo afectado por las capturas anuales que se realizan.
La solución
Este problema, según las investigaciones, se combate desde la conservación, restauración y la mejora y gestión racional de esta especie, siendo clave aumentar la supervivencia de los peces.
Además, se pone el foco en mejorar la adaptación conductual a las condiciones naturales y en que la fecundación en esta especie sea más efectiva gracias a la contribución de todos los peces macho.
Para ello, es clave controlar las interacciones genético-ambientales porque se ha comprobado que son decisivas en la capacidad de reproducción de los machos.
De hecho, los espermatozoides de las especies que viven en cautividad tienen células mayores y más rápidas que los que habitan en un ambiente salvaje, que presentan un menor tamaño y menos velocidad y progresividad.
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