En breve podríamos optar por un cortacéspedes sin arrastrar un inevitable sentimiento de culpa en nuestro corazoncito por el despilfarro energético y escándalo acústico que supone. Y no, no hablo de contratar los servicios de un rebaño de ovejas, aunque también es una solución tentadora, sino de un nuevo ingenio eco-amigable que tiene una apariencia de cortacésped convencional.
Respetuoso con el medio ambiente, el invento es un cortacéspedes automático que todavía se encuentra en fase de prueba en los laboratorios de EcoMow, una empresa fundada por ingenieros y estudiantes de la Universidad de George Mason. Por un lado, su funcionamiento y utilidad resultan de lo más interesantes al convertir el césped en pellets con los que se alimenta el propio aparato, al tiempo que crea excedente para cualquier otro uso.
Biomasa a partir del césped
La cuestión de la reducción de la contaminación acústica no me ha quedado muy clara, pero el artefacto tiene un comportamiento robótico muy práctico al estar programado para cortar la hierba sin ayuda, convirtiendo al mismo tiempo esos restos orgánicos en combustible de biomasa.
No escupe el césped, como hacen tantos cortacéspedes, ni tampoco lo guardan en una bolsa para reciclar mediante el compostaje o echándolo a la basura, sin más, sino que según explican sus creadores, contiene tecnologías que convierten las briznas de hierba en gránulos. Posteriormente, ese conjunto de césped «se deja caer en un recipiente de recogida donde se seca progresivamente con el aire caliente del gasificador para, finálmente, convertirse en gránulos secos, es decir, en unos peculiares pellets», explican.
A partir de esos pellets, la obtención del combustible con el que se alimenta la máquina se logra gracias a su transformación en un gas combustible a través de un gasificador que alimenta un simple motor de gas convencional .