No malgastar un recurso siempre es un buen gesto eco-amigable. En este caso, además, ahorramos dinero sin renunciar a un uso igualmente satisfactorio en cuestiones domésticas muy habituales relacionadas con asuntos tan importantes el gasto del agua, la higiene o la alimentación misma.
Los difusores de agua se aplican en grifos o en alcachofas de ducha para reducir el caudal, lo que nos reporta un menor gasto en facturas sin sacrificar el uso, pues no perdemos presión y ahorramos hasta un 50 por ciento. Su adquisición es sencilla y barata, simplemente hay hemos de hacernos con el dispositivo (un kit con pequeñas piezas enroscables) y colocarlo nosotros mismos, sin más complicaciones.
Los difusores o botellas con spray son perfectas para aceites y vinagres u otros aliños. No sólo tendremos una versión moderna de la tradicional aceitera y vinagrera, sino que además nos ayudará a dar el toque justo a los platos.
Limpieza y cosmética
Los difusores también son muy útiles en otros ámbitos del hogar, como la limpieza de la casa o la higiene personal, siendo de gran ayuda tanto para introducir fórmulas ecológicas a base de vinagre, limón o, por ejemplo, bicarbonato, como para otro tipo de limpiadores. Del mismo modo, puede hacer un buen papel para productos cosméticos, si bien hemos de colocar la respectiva etiqueta y quizás incluso evitar hacerlo si hay niños en casa.
Siguiendo con la misma filosofía, cualquier otro envase que nos facilite dosificar su contenido será aconsejable para conseguir mejores resultados a la hora de racionalizar su consumo. Siguiendo los consejos de expertos en salud, se aconsejan materiales inocuos, como el vidrio o el acero inoxidable.