Si miras la etiqueta de los yogures que tienes en la nevera es bastante probable que encuentres un colorante llamado E-120. ¿Sabías que ese colorante se saca de un pequeño insecto llamado cochinilla?
Con el pigmento extraído de la cochinilla, no sólo se produce colorante para los yogures y otros alimentos. Dicho colorante se llama carmín, así que es fácil adivinar para qué más se emplea. Efectivamente, para fabricar barras de labios de color rojo. La cochinilla vive en los cactus del género Opuntia que se encuentran en regiones tropicales de América del Sur y Central.
El pigmento rojo tiene una función: alejar a otros insectos. Por ello, se puede usar como repelente natural de hormigas. En algunos países, las cochinillas se han usado para controlar plagas. El pigmento se puede obtener tanto del cuerpo como de los huevos del insecto.
Es un colorante natural y soluble en agua. Es ligero y estable al calor y resistente a la oxidación de todos los colorantes naturales. Es más estable que algunos colorantes sintéticos. En definitiva, una joya para la industria alimentaria.
Mayas y aztecas ya lo usaban
Hay pruebas históricas de que la cochinilla comenzó a usarse como colorante en la época azteca y maya, en América Central y del Norte. Para estas civilizaciones, tenía más valor que el oro. Más tarde, los colonizadores europeos comenzaron a usar el pigmento para tintar vestidos como los de los cardenales católicos o las chaquetas de los militares británicos.
En el siglo XIX, los insectos fueron importados para criarlos en Europa. En las Islas Canarias, por las condiciones de su clima templado, se creó una floreciente industria que exportaba seis millones de libras de cochinilla, unos 420.000 millones de estos insectos.
Entre los alimentos que usan el colorante procedente de la cochinilla se encuentran tortas, galletas, bebidas, mermeladas, helados, salchichas, pasteles, pescado seco, yogur, sidra, cerezas y productos de tomate.
La demanda de la cochinilla se redujo cuando comenzaron a aparecer colorantes artificiales. Sin embargo, tras casi desaparecer totalmente durante el siglo XX, en los últimos años se ha vuelto a revalorizar. Productores y consumidores prefieren colores naturales. Por último, hay que señalar que no es indicado para las personas vegetarianas estrictas.
La cochinilla no se usa para alejar a otros insectos la primera fotografía no corresponde al producto,la cochinilla solo se aloja en las pencas de la tuna quedando inmovil hasta su etapa de adultes tiene solo como alimento la sabia de la tuna es por ello que su colorante es natural se produce en el Perú y su produccion es tecnificada.
Desde siglos pasados la cochinilla ha sido y sigue siendo utilizada como colorante para textiles y alimentos. Hay una importante explotación en la isla de Lanzarote. Es muy poco frecuente pero existe personas alérgicas a este colorante natural. que se comercializa con la nomenclatura E-120.
Aparte de ser asqueroso comerte el líquido alojado en el abdomen de un insecto, resulta que es cancerígeno , ohhhhh vaya , yo siempre miro que los alimentos no tengan este sucio producto
Algunas personas ven el «cancer» en todos lados.
El ser humano es también consumidor de carnes y productos de todo tipo, incluso de los insectos, que como otros se crian para darnos color incluso a los yogures que se comen los que ven el cáncer. Antes de lanzar acusaciones de ese tipo hay que ver en qué estudio científico se basan para echar por tierra el único producto que tiene denominación de origen reconocido por la UE y que se da solo en Canarias por el clima, única región de toda Europa que la cultiva.
Todo por la pasta, la pela es la pela y a los demás que le den