Tiene fama de ser saludable, eficaz, económico y ecológico, además de poder utilizarse tanto para la limpieza del hogar como para usos cosméticos e incluso curativos. El jabón negro, también conocido como jabón negro africano, es un producto que encontraremos en pastilla, en pasta o de forma líquida.
Su origen se pierde en la noche de los tiempos, si bien éste se atribuye a tierras africanas, donde todavía hoy se fabrica mezclando distintos componentes con aceites vegetales, como el aceite de coco o el de oliva para un resultado biodegradable.
Mezclar un par de cucharas de jabón negro en pasta con un litro de agua tibia nos proporciona una mezcla perfecta para limpiar superficies del hogar, como los suelos, la cocina, la vajilla o los cristales.
Espuma natural
El uso dérmico resulta beneficioso para pieles reactivas o simplemente delicadas, con aplicaciones que van desde la simple limpieza hasta la hidratación de la misma o el tratamiento del acné. Si se busca un jabón natural, se huirá de fórmulas que añadan perfumes u otros elementos químicos, así como otros añadidos, en cuyo caso el jabón negro ha de ser genuino.
En principio, hay que desconfiar muy mucho de los jabones que presenten un color negro, pues en realidad su tonalidad genuina es marrón. Por lo demás, bastará con leer las etiquetas minuciosamente para confirmar su procedencia biológica, sin componentes artificiales de ningún tipo.
Como champú, se utiliza para acabar con la caspa, con problemas del cuero cabelludo. Como gel de baño sirve para piel y cabello de modo indistinto, con lo que tenemos un dos en uno tremendamente práctico y de agradable uso gracias a su suavidad y a la espuma que genera.