Vivir en una calle muy transitada, y me refiero al tráfico rodado, no debe ser nada bueno. Nos lo dice el sentido común y también dos nuevos estudios publicados en la revista médica británica The Lancet. El primero de ellos se centra en los perjuicios que provoca en periodos de gestación, mientras el segundo lo hace en las personas mayores y su posible vínculo con el Alzheimer.
El primero de ellos se realizó con datos de 73.000 mujeres danesas para concluir que las futuras madres que viven cerca de carreteras con mucho tráfico tienen más probabilidades de tener complicaciones graves en el embarazo.
Riesgo de preemclapsia
Llevado a cabo por científicos daneses, es el primer estudio que ha establecido una relación entre el tráfico y la preemclampsia, una enfermedad que se suele diagnosticar tras la 20 semana de embarazo.
Entre otros síntomas, destaca una presión arterial elevada y, según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocasiona problemas de órganos con los riñones y el hígado. En contra de lo que se hacía anteriormente, su severidad puede variar independientemente del nivel de proteínas en la sangre.
El dolor de cabeza, abdominal, vómitos, confusión mental, dificultades respiratorias, ansiedad, visión borrosa o una excesiva sensibilidad a la luz son algunos de los principales síntomas de esta patología, que ocasiona complicaciones importantes en algunas pacientes. Aunque la mayoría de las mujeres que la padecen tienen hijos sanos, si bien hay que tener en cuenta que su evolución de cuadros leves a severos puede ser muy rápida.
El estudio señala que tanto las toxinas liberadas por los vehículos en forma de gases y pequeñas partículas de tipo microscópico como el ruido del tráfico resultan perjudiciales para la salud, entre otras razones porque aquellas acaban en el torrente sanguíneo.
Además, el estrés aumenta la presión arterial de las embarazadas y, con ello, desequilibra el organismo, abriendo la puerta a distintos desórdenes y enfermedades como la mencionada. Por último, el estudio indicó que vivir cerca de un aeropuerto o de las vías del tren, donde el ruido de los aviones despegando y aterrizando o de los trenes también ocasiona este tipo de problemas.
Riesgo de demencia
Por otro lado, un reciente estudio canadiense publicado en la misma revista concluye que vivir cerca de una carretera importante aumenta el riesgo de demencia. Además de generar problemas médicos conocidos, como dificultades respiratorias, también podría provocar enfermedades neurológicas, entre otras el Alzheimer.
En el estudio se analizaron datos de más de 6 millones de habitantes de Ontario de entre 20 y 85 años durante más de una década, concretamente entre 2001 y 2012. Finalmente, concluyeron que entre el 7-11 por ciento de las que padecía demencia vivían a menos de 50 metros de una carretera principal.
La investigación encontró una asociación entre la exposición al tráfico y el deterioro cognitivo. En particular, se señala como polucionantes más dañinos el dióxido de nitrógeno y partículas finas emitidas por los tubos de escape.
Igualmente, el trabajo destacó el papel clave de la contaminación acústica a la hora de explicar la mayor tasa de demencia. Sin embargo, faltan nuevos estudios para establecer una estricta relación causa efecto, puesto que haber encontrado un vínculo no significa que se deba a ello, necesariamente.
Estos estudios se suman a otros muchos que investigan las consecuencias negativas del ruido y la polución ocasionada por el tráfico en los núcleos urbanos o en zonas que sin serlo están ubicadas en lugares especialmente complicados en este sentido. Actualmente, existe mayor evidencia científica sobre la influencia que tienen en el riesgo de enfermedades del corazón, cánceres y problemas respiratorios, pero se ha vinculado a otros muchos problemas de salud.