Envenenamiento de fauna protegida, un problema creciente

Alimoche
Con lo bonito que es disfrutar de la naturaleza, a la par que respetarla. Un binomio deseable, qué duda cabe, pero que no siempre está presente. No en vano, cada vez mueren más animales silvestres envenenados en nuestro país.

En los últimos cinco años se ha observado un importante incremento de los animales afectados, con un preocupante aumento porcentual del 80 por ciento para el periodo 2010- 2015, denuncia Ecologistas en Acción.

Son datos del informe «Casos graves de envenenamiento de fauna silvestre en España, 2010-2015», recientemente presentado como continuación del anterior, que abarcaba el periodo 2006-2009.

Una calefacción ecológica

El documento pone de manifiesto lo extendido que está el uso de veneno en España, así como el pasotismo o, si se quiere decir más fino, la indiferencia o inoperancia institucional al respecto.

Más allá del problema ético que supone matar animales, por sí mismo, la ONG lamenta que las administraciones «no están siendo eficaces para atajar un problema que está poniendo en jaque a muchas especies».

Por un lado, el número de casos graves registrados está en los mismos niveles que el informe anterior, pero en este último trabajo se han contabilizado muchos más animales afectados.

El trabajo se ha centrado en 54 casos graves de envenenamiento de fauna, confirmando la muerte de más de 900 ejemplares de diferentes especies, muchas de ellas protegidas.

Sobre todo, se utiliza para matar a predadores con fines cinegéticos (en un 48 por ciento de los casos) y ganaderos (en un 31 por ciento de los casos), así como para tratar presuntas plagas agrícolas.

De un informe a otro no han cambiado las autonomías con más casos, con Castilla y León y Castilla-La Mancha a la cabeza. Igualmente, los casos más graves estudiados han sido en Navarra y en Castilla-La Mancha, así como en Castilla y León. Por contra, ha habido mejoras en Andalucía, Aragón y Canarias, donde se han registrado menos casos graves.

El informe también destaca como especies especialmente castigadas por el veneno al milano real y el lobo ibérico, seguidos del águila imperial, el buitre negro y el buitre leonado.

También se subraya lo dañino que supone para especies que están en la cuerda floja, como el alimoche, el lince ibérico, el quebrantahuesos o el águila perdicera.

Como peticiones para la mejora, la ONG cree «necesario incrementar los medios de vigilancia y sanción del uso del veneno». En concreto, hacen falta «más agentes medioambientales y unas fiscalías implicadas» y que «todo caso de veneno, además de la correspondiente sanción penal o administrativa, conlleve la suspensión automática del coto o de la explotación agraria» hasta que se estime recuperado el daño causado a las especies.

Envenenar árboles: arboricidio

La misma ONG ha presentado en distintas ocasiones denuncias ante el Seprona, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, por envenenamientos intencionados de árboles.

Lobos-ibericos
Fue sonado el caso de un par de robles monumentales del Jerte a los que vertieron herbicidas sobre sus raíces a mediados del año pasado. Concretamente fue en el municipio de Barrado, en el Valle del Jerte, donde fueron sido envenenados estos dos árboles centenarios.

Se cree que envenenar dos auténticas joyas de la naturaleza puede obedecer a una protesta las autoridades, bien para que dejen de ser atractivo turístico de la zona y así evitar daños a las cosechas o por la la dificultad de cambiar los cultivos y sustituirlos por cerezos.

Uno de ellos, conocido como el Roble Grande de la Solana, había sido declarado árbol singular de Extremadura, y el otro estaba pendiente de serlo, puesto que se tenía previsto solicitarlo a la Junta. Posteriormente, también se hizo lo propio con cuatro grandes eucaliptos situados junto al arroyo de La Cueva, de más de medio siglo de vida.

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