Decorar con plantas puede ser lo más sencillo del mundo. Basta con dejarnos llevar por nuestro buen gusto y respetar sus necesidades de luz y temperatura para conseguir resultados bonitos, incluso espectaculares. Pero siempre hay una serie de sugerencias que pueden ayudarnos a hacerlo sin miedo a equivocarnos.
Una primera idea que tenemos que tener en cuenta es el toque de color que aportan. Es decir, fijarnos en el equilibrio cromático o, dicho de forma sencilla, en los colores de una estancia en particular, nos ayuda a elegir tanto el lugar donde poner tal o cuál maceta, como la planta de que se trate.
Igualmente, potenciar el estilo de una decoración concreta nos guiará a la hora de elegir la maceta o la especie vegetal o colocar. Por ejemplo, los tonos claros, neutros en general, como el blanco o el color beige, pueden ser perfectos para que las plantas destaquen como puntos de color, del mismo modo que pueden hacerlo unas cortinas, una figura decorativa, una alfombra, un tapizado en las sillas o en el sofá o unos cojines, pongamos por caso.
Conjunto de macetas
Colocar sobre una mesa varias macetas de distintos tamaños y colores con plantas suculentas, fáciles de mantener, permite lograr un rincón precioso junto a una ventana. En el tamaño mediano de las macetas, y en la elección de platitos distintos para recoger el agua del riego, está la clave del éxito. Y, por supuesto, si elegimos una sóla, ésta ha de tener un protagonismo especial por su aspecto en sí, su ubicación o su maceta, pongamos por caso.
Los árboles de pequeño tamaño o los arbustos permiten llenar espacios, especialmente rincones. Si la planta en sí nos gusta en un rincón donde no dé la luz demasiado, podemos optar por una solución ingeniosa que consiste en colocarla justo donde nos gusta, pero sobre un soporte con ruedas que nos permita acercarla sin esfuerzo a la ventana o al balcón unas horas al día.