Hoy se celebra el Día de la Tierra, una efeméride que este año 2013 se dedica a concienciar sobre la importancia de luchar contra el cambio climático a nivel de grandes emisores de gases de efecto invernadero, pero también por parte de los mismos consumidores.
Son muchas las pequeñas cosas qué podemos hacer para pintar de verde nuestro estilo de vida más cotidiano. No seremos ilusos creyendo que podemos salvar el planeta con estos gestos, pero sí es cierto que hacerlos ayuda a mejorar el medio ambiente o, al menos, a empeorarlo. A su vez, más allá de la mayor o menor reducción de la huella de carbono, estaremos demostrando una actitud verde, algo de inestimable valor en una sociedad todavía poco concienciada al respecto.
Concretamente, cuidamos el planeta cuando conseguimos llevar a cabo un consumo responsable, respetuoso con el entorno. ¿Pero, cuánto hay que cambiar? Basta con llevar una vida un poco más verde, con ir haciendo cambios sencillos pero consecuentes con nuestro compromiso ecológico.
Ahorrar agua y energía
El ahorro de agua, un recurso escaso, es un modo de conservar más money en el bolsillo y, a su vez, de preservar este fundamental elemento en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. Instalar grifos de monomando, cisternas de doble descarga, evitar el goteo, el grifo abierto indiscriminadamente, lavar el coche a mano y bañarse o ducharse en exceso. Todos ellos son consejos prácticos que ayudan a no malgastar el agua de forma inconsciente.
A la hora de adquirir aparatos eléctricos en general y electrodomésticos, en particular, elijamos los de menor consumo energético, algo que también reduce gastos. Y, por supuesto, huir del usar y tirar, así como estar alerta a los etiquetados ecológicos para cualquier otro producto que compremos, ya se trate de comida o de cualquier otra cosa.
Los alimentos ecológicos serán más verdes, si cabe, si elegimos frutas y verduras, pongamos por caso, de huertos cercanos. Ganará nuestra salud y el medio ambiente, si bien casi siempre suelen ser más caros, si bien los de producción local tienen precios más asequibles.
Como es sabido, tampoco hay que abusar de los envases y preferir el transporte ecológico al que consume combustibles fósiles, ya se trate de nuestro coche como de un avión. Compartir el coche con otras personas para ir al trabajo también sería un buen modo de aligerar nuestra huella de carbono.