Los balcones, terrazas o jardines pequeños no tienen por qué prescindir de una buena cantidad de plantas o, al menos, no han de tenerlas a costa de ir tropezándonos con las macetas a cada paso, sobre todo si están colocadas de forma caótica en el suelo. En efecto, lo has adivinado, la solución es un jardín vertical, que no ha de ser sofisticado en absoluto ni difícil de mantener si utilizamos las mismas macetas y las ordenamos a distintas alturas.
En efecto, si te gustan las plantas no hay por qué renunciar a ellas por falta de espacio. Recurrir a las típicas macetas es una alternativa práctica y accesible para tener un jardín vertical tremendamente fácil de realizar.
Las macetas pueden ser de distintos colores, tamaños y modelos, y lo mismo ocurre con las plantas que elijamos, si bien hay que elegir especies vegetales que tengan en común similares necesidades de sombra, luz y sol directo o indirecto. Por lo demás, sólo hemos de adquirir o hacer nosotros mismos una estantería mural o con patas, si lo deseamos con estantes escalonados, quizás de distintas anchuras.
Espacio verde
La gran ventaja de este tipo de jardines verticales es su facilidad de creación y de mantenimiento, sobre todo en comparación con los modernos diseños que marcan tendencia cuando, al igual que ellos, las macetas estratégicamente colocadas nos permiten tener un espacio verde en exteriores o interiores. En ambos casos, el objetivo es el mismo: llenar un espacio vertical con plantas.
Las posibilidades son infinitas, sólo hemos de combinar todos los elementos en función de nuestro objetivo desde el punto de vista decorativo para lograr al tiempo un mueble vivo que sea también un pequeño oasis doméstico.