En más de una ocasión, hemos hablado del problema que suponen los microplásticos que se encuentran en el agua, principalmente, del mar y las afecciones que tienen sobre los peces, pasando así a la cadena alimentaria. Un problema que es más importante del que parece porque estos pequeños plásticos han pasado a formar parte de la dieta alimenticia. Y es que se calcula que cada persona se come unas 70.000 partículas microplásticas al año.
La ingesta
Esta ingesta no se produce porque las personas cocinen los microplásticos y se los quieran comer con cuchillo y tenedor, sino que se ingieren de forma accidental a raíz de su difícil eliminación. De esta manera, se toman con algún alimento o bien al respirar aire que está contaminado por estas partículas.
Esto ha llevado a que hoy en día se uno de los problemas más importantes no solo desde el punto de vista medioambiental, sino también de la salud, aunque sus efectos todavía no se conocen con total exactitud.
La preocupación está ahí y ya hay varias investigaciones en torno a este tema. Una de las últimas es la que se ha llevado a cabo en la Universidad de British Columbia, que se ha centrado en saber qué cantidad de microplásticos consumen las personas.
Y los datos son claros. El consumo de microplásticos por persona y año se sitúa en entre 74.000 y 121.000 partículas, según la edad y el sexo. Y también depende de determinados hábitos alimenticios. Por ejemplo, se estima que una persona que bebe agua embotellada puede ingerir alrededor de 90.000 partículas de microplásticos más que una que bebe agua del grifo.
Dónde están
Para hacer este estudio, los investigadores se basaron en datos e investigaciones previas que analizaban las cantidades de microplásticos en algunos alimentos como los peces, mariscos, azúcares agregados, sales, agua del grifo y embotellada y el alcohol, aparte de prestar atención a otros factores como el aire.
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