Ahorrar energía con el aire acondicionado significa gastar menos dinero y reducir nuestra huella de carbono, por lo que logramos un doble beneficio. Sin embargo, no siempre es tan fácil conseguirlo, sobre todo si andamos escasos de ideas que no ayuden a mantener la casa o cualquier estancia fresca.
Tal y como vimos en un post anterior, ahorrar energía en su uso o, todavía mejor, prescindir de aparatos eléctricos para refrescar el ambiente reduce las emisiones contaminantes. En concreto, hablamos de reforzar el aislamiento térmico (reformas o persianas, toldos…), así como ceñirnos a la temperatura ideal, entre los 25 y 26ºC, además de adquirir modelos eficientes y realizar mantenimientos técnicos.
Recurrir a las plantas
Crear corrientes de aire naturales será mucho más efectivo que simplemente abrir todas las ventanas, sin más. Así, al hacerlo buscando que fluya el aire conseguiremos un resultado satisfactorio y saludable: hemos de probar distintas combinaciones hasta conseguir un punto medio entre la calma y las corrientes que resfrían.
Otra opción interesante son las plantas. En efecto, un hogar con jardines verticales exteriores (enredaderas o cualquier otra) se beneficiará de un aislamiento natural muy refrescante al evitar que entre el sol y el calor.
Por último, existe la posibilidad de aplicar distintas pantallas a los cristales para lograr que nos llegue menos de un tercio de la energía solar, además de las persianas o los toldos. Se trata de una alternativa menos conocida, pero bastante eficaz, sobre todo teniendo en cuenta que unos cristales normales dejan pasar el 95 por ciento de la misma.
Si, además de estos paneles o láminas mantenemos persianas cerradas y toldos bajados, el calor se mantendrá a raya. En general, alcanzar nuestro objetivo de forma óptima pasa por una combinación de varias o de todas estas ideas.