Preparar la casa para que el frío no sea inclemente con nosotros el próximo invierno es buena idea, qué duda cabe. Afortunadamente para nuestro bolsillo y la salud del planeta, sin embargo, hacerlo no siempre significa instalar un potente sistema de calefacción.
Es de cajón que si queremos optar por lo ecológico, las soluciones que gastan energía a discreción son una mala opción. Ni siquiera es lo ideal hacer uso de energías más verdes, por ejemplo con el uso de estufas de pellets, alimentadas por energía solar, geotérmica o eólica.
A la hora de reducir nuestra huella ecológica y ser comedidos con el uso de los recursos naturales, lo suyo es poner en marcha esa medicina infalible que se ha dado en llamar «las tres erres». No lo es para curar al planeta de esa enfermedad llamada sostenibilidad, es cierto, pero ayuda y, hoy por hoy, no hay mejor remedio.
Aislar nuestro hogar
En la práctica, aplicar este buen remedio significa empezar a actuar ya mismo. Sin prisa, pero sin pausa, que el invierno está a la vuelta de la esquina y los días van cayendo como las hojas de otoño. ¿Pero, por dónde empezar?
Miremos a nuestro alrededor. Si esas puertas y ventanas de nuestro hogar necesitan aislamiento, lo suyo es ponerse manos a lo obra. Aislamiento mediante la aplicación de cintas selladoras.
En situaciones más complicadas se han de abordar pequeñas obras para tapar rendijas , grietas o arreglar puertas y ventanas que cierran mal. Tanto en uno como en otros casos reduciremos ruidos y conseguiremos eficiencia energética, ya que frenaremos la entrada de frío y la salida del calor interior.
Es decir, reduciremos el uso de la calefacción. E igualmente será de gran ayuda poner alfombras y colocar cortinas, si no las tenemos o son finas. Unas cortinas gruesas o, por ejemplo, forros térmicos para complementar las que ya tengamos nos servirán también para lograr un efecto aislante.
Durante el día, sobre todo si el tiempo es soleado, retiraremos las cortinas. Con ello conseguiremos que el sol caldee la atmósfera, y una vez anochezca, simplemente corremos las cortinas y así mantenemos ese calor y evitamos en gran medida que el frío se cuele.
Reciclaje creativo
Ordenar el armario y tener bien a mano mitones (guantes sin dedos), batines, calentadores, calcetines gruesos, ropa interior caliente y mantitas para cubrirnos en el sofá es otra manera de estar listos.
Aunque parezca algo obvio, no siempre se hace. Muy al contrario, lo habitual es tirar de calefacción, cuando si estamos bien vestidos la necesidad se reduciría notablemente.
Hacer reciclaje con jerseys, mantas viejas y, en fin, retales de todo tipo puede hacer una gran diferencia a la hora de abrigarnos de forma fácil, cómoda y económica.
Hacer tricot con ovillos sueltos o el pachtwork dan mucho de sí. Hacer una colcha calentita es realmente fácil. Además de los jerseys y mantas viejas mencionados pueden servirnos simples retales de tela que podemos acolchar para aumentar su poder calorífico.
Si nos organizamos, bastará con ir haciendo un poquito de vez en cuando, bien a diario, fines de semana o cuando tengamos tiempo libre. Solo así se convertirá en un proyecto a medio plazo que podemos iniciar ahora, en los meses otoñales, y llegar a tiempo cuando apriete el frío.
De este modo, cuando empiecen a helársenos los pies, las manos y la punta de la nariz, no será necesario poner la calefacción al máximo. Y, por cierto, no olvidemos que la alimentación es clave para lograr nuestro propósito.
Ingiramos las calorías necesarias. Una dieta equilibrada es compatible con una elección de platos que nos ayuden a combatir el frío, y ayudémonos de sopas e infusiones para entrar en calor de forma rápida y duradera.