Minnesota prohibe el triclosán, un polémico germicida de uso doméstico

Minnesota prohibe el triclosan
Cada vez que te laves las manos con un jabón germicida, que te pongas el desodorante o te cepilles los dientes es probable que te sientas bien por decir adiós a las bacterias… Pero no todo es tan bonito. Dale la vuelta al envase y mira su composición. Si contiene triclosán, un químico que podría resultar perjudicial para la salud, no hay motivos para seguir sonriendo. Ahora, Minnesota (Estados Unidos) se ha convertido en el primer estado en prohibirlo oficialmente, al tiempo que se endurece su regulación a nivel nacional y aumenta la presión ciudadana en todo Estados Unidos para su retirada en todo el país.

El gobernador de Minnesota, Mark Dayton, ha firmado una ley pionera en su prohibición. Según la normativa aprobada, no se puede utilizar el triclosán en la mayoría de los productos de higiene debido a los posibles riesgos para la salud y el medio ambiente que representa la sustancia.

Aunque la prohibición no se hará efectiva hasta el 2017, quizá no sea necesario hacerlo. De acuerdo con el senador estatal John Marty, uno de los principales impulsores de la medida, confían en que los fabricantes eliminen el triclosán ante las malas expectativas que supone su prohibición.

¿Dónde se encuentra?

El triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida, incoloro y con un leve olor a fenol, se encuentra en un sinfín de productos de uso doméstico, como el jabón antibacteriano para las manos o para la ducha, entre otros muchos productos de higiene personal, como desodorantes, pastas de dientes, así como en tiritas, vendas, loción desinfectante, ropa de cama, alfombras, juguetes, cubiertos, teclados de ordenador, teléfonos móviles, electrodomésticos o, por ejemplo, bolsas de basura.

Sin embargo, de acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, su eficacia no es mayor que la que se obtiene con un lavado con agua y jabón. Aún así, la entidad está abierta a que las empresas que lo utilicen demuestren su efectividad, ante la falta de evidencias acerca de su eficacia.

Estudiar su seguridad, y no tanto saber si es más o menos eficaz, es lo que le quita el sueño ala FDA. Por lo pronto, aunque todavía no se ha podido concluir que su uso en humanos que sea nocivo, se sabe que sí lo es con animales de laboratorio y también a nivel ambiental.

Prohiben el triclosan
Al ser degradado por microorganismos o reaccionar con la luz del sol produce clorofenoles, unos compuestos tóxicos que contamina los sistemas fluviales y las aguas en general, sin posibilidad de depuración mediante la fotosíntesis de las plantas acuáticas, según un reciente estudio realizado por el Institut Català de Recerca de l’Aigua (ICRA). Es más, acaba inhibiéndola y, por lo tanto, deteriora los ecosistemas.

La Agendia de Protección Ambiental de Estados Unidos concluó que los más de 454.000 kilos de triclosán producidos cada año en los Estados Unidos acaba en los organismos acuáticos, desde las algas a la fauna. La cadena trófica hace que acabe llegando a nosotros. De hecho, se ha detectado en la orina humana, la sangre y la leche materna.

¿Es realmente dañino?

La ciencia no tiene dudas: este producto químico puede afectar a la función muscular, cardíaca (depresor) y alterar la hormonas de la reproducción y el desarrollo. Aún así, no se ha demostrado de forma concluyente que sea dañino para las personas, aunque todo indique que sí lo sea. Al menos, es lo que cabe deducir del efecto que producen en experimentos con ratones, anfibios y peces.

Tras una exposición al triclosán se observó una interferencia a nivel celular derivó en reducciones en la función muscular del corazón en ratones, de alrededor del 25 por ciento, y una reducción de la fuerza de agarre de 18 por ciento. Por su parte, los peces perdieron eficacia de movimientos. En otro experimento, bajos niveles de triclosán actuaban como disruptores endocrinos (enloquecen a las hormonas) en una especie de rana.

En otro estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives, científicos de la Universidad de California Davis, observaron in vitro el efecto del triclosán sobre el cerebro. Sus conclusiones no fueron esperanzadoras: aumentaron los niveles de calcio dentro de las neuronas, dificultando el desarrollo mental.

Lógicamente, hacen falta más estudios, y sobre todo pruebas in vivo y extrapolables a humanos. Aún así, los científicos constatan efectos dramáticos en sus investigaciones. «Fue sorprendente el alto grado en que se vio afectada la actividad muscular en organismos muy diferentes, y tanto en el músculo cardíaco como en el esqueleto», dice uno de los líderes del último estudio.

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