NanoLight, la bombilla más eficiente del mundo


NanoLight es la bombilla más eficiente del mundo, al menos, es lo que dicen sus creadores. Dicho de forma breve, se trata de una iluminación que proporciona luz omnidireccional, es decir, como la de cualquier bombilla que ilumina hacia todas partes, un efecto que se logra gracias al colocación estratégica de varios LEDs.

Sería, por lo tanto, un intento de conseguir algo así como la cuadratura del círculo, es decir, sustituir a las bombillas incandescentes que estamos apagando para siempre y ofrecer sus ventajas sin sus inconvenientes (calor, corta vida y alto consumo). Nos brinda, por lo tanto, una bombilla de bajo consumo con su forma tradicional.

Su potencia lumínica es similar a la de las bombillas de 100W, por lo que supera en mucho a las alternativas más sostenibles pero pobres en capacidad lumínica. En concreto, obra el milagro con tan sólo 12 W, lo que suponen 1.600 lúmenes (133 lm/W), medida del flujo luminoso o potencia luminosa. Aunque también hay otras dos versiones: la de 10 W (equivale a una de 75 W) y otra de 12 W pero de más de 1.800 lúmenes.

Forma de bombilla tradicional

El quid de esta novedosa bombilla consiste en la colocación de varios LEDs en un circuito impreso plegable, dándole la forma de la bombilla convencional, con una vida útil de aproximadamente 30.000 horas y un prohibitivo precio de 50 dólares.


Por lo tanto, con sólo 12 vatios de potencia obtenemos 1.600 lúmenes, emitidos de forma omnidireccional, lo que la convertiría en la bombilla más eficiente del mundo, ya que es la primera que puede compararse a una bombilla tradicional de 100 vatios. Su eficiencia se estima en un 87 por ciento superior con respecto a las bombillas incandescentes de toda la vida. Y también utiliza la mitad de energía que una luz fluorescente.

2 comentarios

  1. El problema con la tecnología LED, es que pierde iluminancia con el tiempo, es decir, que es posible que la bombilla se siga encendiendo pasadas 20000 horas, pero con un 40% menos de luz. Este dato es fundamental, por mucho que se siga encendiendo, si da la mitad de «luz» estamos ante un producto de mala calidad o defectuosamente diseñado, que no disipa bien el calor, que, aunque mucho menor que el de una incandescente, degrada los componentes electrónicos, entre los que está el propio LED y disminuye la cantidad de luz que proporciona. En el mundo del LED no es oro casi todo lo que luce.

  2. Gracias por tu aportación, Marco, sin duda en un riesgo pero tengo entendido que no han de perder intensidad necesariamente. Habría que controlar las condiciones de uso para que esto no ocurriera o, al menos, no en gran medida, quizás.

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