Los pesticidas son peligrosos para la salud de todo el mundo, pero cuando hablamos de embarazo, toda precaución es poca para preservar la salud del futuro bebé. Son numerosos los estudios que advierten que la exposición a pesticidas puede afectar al buen desarrollo del feto.
El consejo práctico es bien sencillo: evitar la exposición en la medida de lo posible durante el embarazo, ya se trate de pesticidas disfrazados de insecticidas contra insectos domésticos o de los que habitualmente se encuentran en los vegetales.
Agricultura biológica
Alejarse de los pesticidas es relativamente fácil si evitamos usar productos químicos como insecticidas y demás, así como el consumo de frutas y verduras tratados con ellos, lo que nos lleva a preferir los de origen biológico, siempre con sus certificados que garanticen esa procedencia.
Un estudio realizado a medio centenar de embarazadas por la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, reveló que las que tenían niveles más altos de pesticidas en su sangre también experimentaban movimientos frecuentes y vigorosos del feto, llegando a afectar a cambios en los latidos del corazón.
Por otro lado, tres estudios independientes publicados en la revista Environmental Health Perspectives alertan sobre los riesgos a largo plazo de una exposición a los pesticisas agrícolas. Resumidamente, se halló que los niños expuestos en el útero a los pesticidas agrícolas eran más proclives a desarrollar problemas cognitivos durante su infancia.
En general, puede afirmarse que el contacto con insecticidas provocará más o menos daño en función de distintas variables, entre ellas el tiempo de exposición y la cantidad, por lo que si la cantidad y duración son pequeñas, en principio no habría de qué preocuparse. Estar atentos a este tipo de riesgo y tomar medidas, sin embargo, sí es un asunto que debe preocupar a las futuras mamás.