Pesticidas organofosforados: ¿Qué son y cómo afectan a la salud?

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Los pesticidas organosfosforados son un tipo de insecticidas empleados con frecuencia como plaguicidas agrícolas. Su uso persigue proteger los cultivos de enfermedades, pero lo hacen recurriendo a unos compuestos químicos altamente tóxicos. No en vano, los pesticidas en ocasiones se utilizan como disolventes, fabricación de barnices e incluso como armas químicas o pesticidas domésticos, si bien en este último caso acabó prohibiéndose.

Dentro del grupo de los pesticidas organofosforados, un plaguicida clave en la agricultura intensiva, hay distintos tipos de compuestos químicos, entre otros el acefato, el diazinón y los clorpirifos. Podemos encontrarlos en insecticidas y en fungicidas.

Lejos de utilizarse cada vez menos, ocurre todo lo contrario. Según la OMS, se espera que se duplique la demanda de los insecticidas organofosforados, que derivan del ácido fosfórico y son los más utilizados en la actualidad, por delante de los carbamatos, si bien en ambos casos poseen acción anticolinesterásica. Por lo tanto, los dos grupos conforman los pesticidas anticolinesterásicos.

Niños menos inteligentes

La exposición puede tener un efecto nocivo sobre el desarrollo de la inteligencia, según revelaron tres estudios realizados en la Nueva York y California (EEUU) realizados por la Universidad de de Berkeley. Publicadas en la prestigiosa revista Environmental Health Perspectives, su importancia radica en ser pioneras en el estudio de niños que fueron expuestos a este insecticida en su gestación.

Todas ellas han llegado a conclusiones alarmantes, que resaltan los efectos negativos que provoca la exposición del feto a los compuestos tóxicos de estos pesticidas en el hogar, pues los estudios se llevaron a cabo antes de su prohibición.

Sin embargo, puesto que son pesticidas agrícolas, el mismo consumo de alimentos tratados con pesticidas organofosforados puede resultar igualmente perjudicial. O, lo que es lo mismo, si bien los insecticidas domésticos suponían un claro riesgo, los investigadores descubrieron que los restos de pesticidas de este tipo no representaban menor.

Los estudios se centraron en Nueva York y en áreas rurales californianas para realizar una comparación clara entre niños que vivían en zonas de cultivos, que podían estar afectadas por estos tóxicos también a nivel atmosférico, y niños neoyorquinos, alejados de un entorno agrícola. Así, aunque en éstas se hallaron niveles superiores de restos de pesticidas en la orina de la madre, no eran muy superiores, tanto en uno como en otro caso se encontraban en el mismo rango.

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Los estudios llegaron a conclusiones muy similares. En general, encontraron que los niños cuyas madres tenían los niveles más elevados presentaban un deficiente desarrollo cognitivo. En concreto, cuando la orina de la madre reflejaba un aumento de diez veces más organofosfatos, los niños de 7 años de edad experimentaban una pérdida de inteligencia de 5,5 puntos. También se encontraron problemas de memorización y un coeficiente intelectual menor en niños cuyas madres estaban más expuestas, así como problemas en el desarrollo cognitivo y psicomotor.

Autismo y retrasos del desarrollo

En concreto, un estudio de la Universidad de California en Davis concluyó que ciertos plaguicidas de uso común son neurotóxicos y podrían provocar autismo. Encontraron que las mujeres expuesas a plaguicidas organofosforados, piretroides o carbamatos tienen hasta un 66 por ciento de probabilidades de que su hijo sufriera distintos retrasos del desarrollo. Incluso podría aumentar el porcentaje si la exposición se produce a partir del segundo trimestre del embarazo.

Otro estudios, como el del Departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad de Granada han encontrado otros tipos de efectos clínicos que pueden provocar importantes complicaciones en adultos expuestos de forma crónica a a diferentes combinaciones de insecticidas organofosforados, como pueden ser los trabajadores de invernadero. En este sentido, para prevenir se puede llevar a cabo un control de los marcadores bioquímicos para poder reaccionar a tiempo, antes de que se resientan los diferentes sistemar orgánicos, en particular el sistema nervioso.

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