El hogar o la oficina son lugares donde pasamos muchas horas, espacios interiores en los que resulta complicado mantener una buena calidad ambiental. Sobre todo, si utilizamos ambientadores y limpiadores convencionales, efectivos a la hora de desinfectar pero no del todo saludables.
Ya sea para limpiar el suelo, los muebles, la vajilla o los sanitarios, los limpiadores de base química y los ambientadores artificiales polucionan el ambiente. Un espacio en el que pasamos media vida, demasiado tiempo para estar en contacto con lejías y otros antibacterianos sintéticos que no dejan de ser productos tóxicos.
Limpieza eficaz y natural
¿Qué podemos hacer para evitarlos? En este post te proponemos algunas recetas multiusos que puedes hacer en casa. Muy probablemente, bastará con echar mano de algunos alimentos de la despensa, como vinagre, bicarbonato de sodio, limón y, por ejemplo, aceites esenciales si queremos dar un toque aromático.
Muchas de estas fórmulas ecológicas parecen las típicas recetas de la abuela. O, mejor, de la bisabuela o tatarabuela, pues hay que remontarse a muchas décadas atrás para llegar a aquella época en la que los limpiadores caseros eran la norma.
Para hacer un limpiador desinfectante multiusos mezclemos una cucharada de bicarbonato de sodio en un litro de agua, media cucharada de vinagre y unas gotas de aceite esencial. Agitar e introducir en una pistola de agua para ir usando.
El aceite esencial puede ser del tipo que deseemos. No solo hemos de tener en cuenta el aroma sino también las propiedades de la hierba, flor o vegetal de que se trate. Por ejemplo, si elegimos el aceite esencial de limón además de oler fresco nos beneficiaremos de las propiedades desinfectantes de este cítrico. El pino o la lavanda son otras opciones populares.
La limpieza de muebles merece una atención especial. Por un lado, los muebles modernos de cristal, conglomerado o materiales plásticos no precisan el cuidado que requiere la madera y pueden lavarse sin grandes complicaciones.
Los muebles de madera, sin embargo, precisan nutrirse para mantenerse en buen estado y lucir. En este caso, una alternativa bio a la típica cera para madera puede ser la siguiente fórmula: una tacita de aceite de oliva, media cucharada de vinagre blanco, tres gotas de aceite esencial de eucaliptus.
Aplicaremos con suavidad, aplicando solo la cantidad justa. La madera ha de absorberla o, al menos, no quedar aceitoso. Luego pasamos un paño que no deje pelusa, sin más. En este caso, la densidad del aceite no permite el uso del pulverizador, pero podemos guardarlo en un tarrito.
Para limpiar los cristales nada más ecológico y eficaz que frotarlos con un papel de periódico hecho una bola. Si la suciedad y marcas no salen, previamente pasemos una esponja (los paños dejan restos) mojada en agua a la que habremos añadido un chorrito de vinagre blanco.
No olvidemos ser precavidos a la hora de aplicar las fórmulas. Que sean caseras y ecológicas no significa que no puedan resultar corrosivas. En concreto, el vinagre y el aceite resultan especialmente problemáticos. No tanto a la hora de inhalarlos sino cuando los apliquemos sobre superficies delicadas.
Antes de utilizarlos en ellas hagamos una pequeña prueba en un lugar poco visible. Hay que tener cuidado con los mármoles, los grifos, superficies lacadas y otros acabados que puedan deteriorarse. Si queremos desinfección hemos de recurrir a estos ingredientes, pero siempre teniendo este tipo de precauciones.
En todo caso, busquemos fórmulas adaptadas a nuestras necesidades. Partir de una fórmula estándar no significa que debamos seguir con ella. Muy al contrario, lo suyo es hacer variaciones lógicas, sin hacer locuras (nunca mezclar limpiadores químicos), añadiendo más limón, menos o más vinagre, aceites esenciales o bicarbonato y agua, pongamos por caso.