Los delincuentes son encerrados en prisión para que se rehabiliten. El objetivo del encierro, aunque lo olvidamos con frecuencia, es que aprenda un oficio, que estudie o que devuelva algo a la sociedad, del mismo modo que anteriormente lo quitó, lo que le llevó a la cárcel.
Ahora, en una cárcel de Brasil han comenzado una iniciativa que permite a los presos generar un beneficio para la sociedad a cambio de reducir su condena. Ese beneficio no es otro que producir energía. Y el modo de conseguirlo es pedalear.
Los presos más peligrosos no pueden salir fuera de la cárcel ni siquiera para trabajos sociales. Por tanto, las posibilidades para realizar actividades que supongan una disminución de su condena se reducen. Las bicicletas generadoras de energía pueden estar dentro de la cárcel y ser usadas por cualquier preso. Además, hay que contar con el beneficio adicional de estar haciendo ejercicio físico, algo especialmente importante en un encierro de larga duración.
El programa se está llevando a cabo en una prisión de máxima seguridad cercana a Sao Paolo. Toda la electricidad generada por los presas al pedalear se destina a encender las luces de la ciudad que rodea al penal. El director de la prisión, Gilson Rafael Silva, ha explicado que los beneficios del programa para los internos son de tres tipos: los prisioneros hacer ejercicio, bajan de peso y, por cada tres días de pedaleo, su sentencia se reduce un día. Un buen trato en las condiciones en las que están.
Se han colocado dos bicicletas para hacer ejercicio y generar electricidad en la prisión. Los presos que lo deseen van pasando por turnos. Las bicis están conectadas a baterías. La energía cinética del pedaleo se convierte en energía eléctrica y se carga la batería. Un dispositivo en el manillar avisa al ciclista cuando se ha acabado su tiempo. Las baterías, una vez cargadas, se llevan a la ciudad. La carga completa puede proporcionar la energía suficiente para hacer funcionar seis bombillas un día entero.
Esto ocurre con dos bicicletas en una cárcel. Pero si se traslada la idea a otras cárceles, de Brasil o de otros países, los presos podrían ser una fuente de energía limpia y renovable. En realidad, no hace falta acabar en prisión para producir energía de este modo. Existen gimnasios o parques al aire libre que lo permiten. Es inevitable pensar en el segundo episodio de la serie Black Mirror. ¿Será nuestro futuro?