Los malos olores del cuarto de baño pueden tener muy distintos orígenes, por lo que se hace necesario atacar todos ellos para conseguir una atmósfera más confortable. Si además aplicamos métodos verdes, es decir, no tóxicos ni tampoco contaminantes, conseguiremos que la atmósfera sea más ecológica y saludable.
A menudo, el olor es consecuencia de una mala ventilación, no tanto porque no se abran las ventanas, idealmente a diario, sino porque se trate de una dependencia interior, que simplemente disponga de una minúscula rejilla de ventilación. En estos casos, es habitual encontrar humedades en paredes, techos e incluso suelos, así como concentración de olores que pueden ir desde los que provoca el mismo uso hasta el que ocasionan limpiadores químicos o el enrarecimiento de los espacios cerrados.
Ventilación y limpieza verde
Combatir este problema con métodos eco-amigables requiere una limpieza respetuosa con el medio ambiente y, por supuesto, también con nuestra salud. Por supuesto, hay que ventilar en la medida de lo posible y también limpiar utilizando productos no agresivos. Serán de gran ayuda las fórmulas que incluyan el vinagre, limón, bicarbonato sódico.
En caso de tener una papelera o pequeño cubo de la basura, nos serán de utilidad los granos de café o las piedras volcánicas, de tipo gravilla, que colocaremos en la base del cubo de la basura o, en cualquier otro lugar. Igualmente, podemos aprovechar la eficacia del carbón vegetal, un absorbente natural que consigue grandes resultados sin apenas ocupar espacio.
Incluso resultan decorativos si los apilamos con gracia, y además absorben humedades. El resultado será un ambiente limpio, que opcionalmente podemos perfumar con agua de rosas o aceites esenciales. Para volver a utilizarlos, simplemente lo expondremos al sol durante unas horas. Durables, casi eternas, estas piedras de carbón vegetal son reciclables con este simple proceso de absorción solar, y no resultan perjudiciales para la salud.
Cómo acabar con los olores persistentes
Una vez ventilado y efectuada la limpieza, es el momento de ambientar, ya sea con esencias naturales que pulverizaremos o impregnaremos en soportes tipo palito difusor. También nos servirán las típicas bolas de madera. Sin embargo, a menudo este tipo de prácticas no bastan, y por mucho que limpiemos, ventilemos y aromaticemos, se percibe un olor a alcantarilla o a humedades desagradable e insano.
En estos casos difíciles, el primer paso es identificar el problema o problemas, si fuera necesario con la ayuda de un profesional. Si se trata de mohos o humedades, también nosotros ayudar a minimizarlas, ya sea combatiéndolas con agua y vinagre de vino y, de modo preventivo, intentando que el agua no se acumule en superficies críticas, como el techo, paredes, rincones.
También será útil colocar absorbentes como el carbón vegetal mencionado, por ejemplo una serie de piezas dentro de una papelera de rejilla, para que pueda actuar del mejor modo posible y resulte decorativo. Y, por supuesto, no conviene poner a secar la ropa en el baño ni dejar el suelo mojado tras ducharnos ni poner plantas en el baño, pues éstas también generan humedad.
Del mismo modo, si notamos los típicos olores de saneamiento cuando estamos varios días sin usarlo, sobre todo en días calurosos, ésta provendrá muy seguramente de la bajante, la tubería que contacta con la red general de saneamiento. Ello significa, por un lado, que no se trata de una avería, sino de un problema que tiene fácil solución y, en segundo lugar, que de nada servirá intentar tapar los olores con desatascadores o abusando de ambientadores.
Para solventar este problema, básicamente existen tres opciones: cambiar la altura de sifonamiento, instalar otro modelo, -para así adaptar sus medidas a las necesidades del cuarto de baño- o, en tercer lugar, simplemente, dejar correr el agua unos segundos para que se rellenen, sin más complicaciones.
Por último, si las pestilencias son consecuencia de restos orgánicos sólidos o líquidos que hemos echado por los desagües, obtendremos un eficaz desatascador ecológico mezclando medio litro de agua con unos cien gramos de bicarbonato y un cuarto de litro de vinagre y aclararemos a continuación vertiendo agua hirviendo.