Tres falsos mitos sobre el ahorro de gasolina

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Como no podía ser de otra manera, el ahorro de carburante es una preocupación para muchos conductores. De hecho, el precio de la gasolina y del gasoil están por las nubes, y ahorrar un porcentaje del carburante gracias a buenas prácticas hace una gran diferencia a final de mes.

El beneficio viene por doble partida. Por un lado, se convierte en un pequeño alivio para el bolsillo y a nivel ambiental respira el planeta y nuestros pulmones. Sobre todo, si la contribución es masiva, es decir, se populariza y finalmente se traduce en una realidad estadística positiva.

Si somos cuidadosos a la hora de aplicar medidas de conducción eco-amigables podemos ahorrar en torno a un 30 por ciento de combustible. Sin embargo, algunos de esos consejos que creemos eficaces no lo son tanto.

Es más, pueden no serlo en absoluto. Mientras aligerar el maletero, apagar el motor si vamos a detener el coche durante más de diez segundos o vigilar la presión de los neumáticos no fallan, otros consejos muy arraigados simplemente no funcionan, los miremos por donde los miremos…

Tres falsas creencias

Esos consejos que son falsas creencias, malas prácticas en realidad, pues los aplicamos de forma equivocada, una y otra vez, sin resultados, en realidad. Entre los falsos mitos sobre el ahorro de gasolina destacamos los tres siguientes:

1. ¿Mejor abrir ventanas o aire acondicionado?: Está muy extendida la creencia de que las ventajas bajadas provocan el despilfarro de carburante. Básicamente, se piensa que el aire entra en el coche de forma constante cuando se está en marcha, y que lo hace con más fuerza cuando se aumenta la velocidad, con lo que le frena lo suficiente como para aumentar el consumo de gasolina.

En realidad, esto no es del todo así y, si hacemos una comparación, las ventanas abiertas suponen menos consumo de carburante que el aire acondicionado cando vamos por ciudad, pero convendrá utilizarlo por carretera. Por lo tanto, el aire acondicionado ha de ser la segunda opción, y cuando se utilice optar por un nivel mínimo, el suficiente para refrescar suavemente la atmósfera.

En resumen, si quieres ahorrar carburante, no abras las ventanas ni el aire acondicionado, pero éste será tu salvación en carretera. No ponerlo demasiado fuerte e intentar aparcar en la sombra son un par de buenos consejos.

Punto muerto
2. ¿Apagamos el motor en las paradas cortas?: Arrancar el motor de nuevo, después de una parada, requiere el mismo carburante que mantenerlo encendido. Por ello, detener el coche es una opción interesante en las paradas cortas como gesto verde. Si la parada es más larga, entonces la conveniencia para el bolsillo y el entorno son indiscutibles.

3. ¿Conducir en punto muerto es más eficiente?: El punto muerto no determina el consumo de carburante. Es el motor el que lo hace. Sin embargo, es común creer que conducir con el punto muerto ayuda a ahorrarlo, pero lo cierto es que no se puede afirmar tal cosa.

Los expertos en conducción nos advierten de los peligros de conducir en punto muerto, relativamente habitual en las pendientes descendentes. En estos casos, conviene relajar el pedal del acelerador e incluso reducir la velocidad si fuese necesario, pero no poner el punto muerto.

Si queremos consumir menos carburante, simplemente no conduzcamos con el tiempo muerto. Cuando nos aproximemos a una cuesta abajo será más eficiente soltar el acelerador, anticipar y reducir el ritmo de freno de motor antes de un hipotético detenimiento.

De no hacerlo así y conducir en tiempo muerto estamos corriendo un riesgo que también puede poner en riesgo a terceros en caso de tener que frenar de forma precipitada. Conduciendo en tiempo muerto es difícil responder a situaciones de urgencia. Además, el circuito de frenado necesita de la actividad del motor para funcionar correctamente.

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