Ahora que andamos sacando la ropa de verano y reorganizando el armario, descartando aquellas prendas que han quedado inutilizables o que, sencillamente, no queremos volver a ponernos por cualquier razón, es un momento estupendo para decidirnos a hacer fácilmente una bolsa de tela con una camiseta vieja.
Conseguirlo es sencillo, y una vez hecha la primera, será pan comido. De hecho, hay un sinfín de modelos distintos que pueden hacerse a partir de unos mismos pasos, que consisten en recortar las mangas y aprovechar los tirantes como asas y en coser la parte inferior, sin más complicaciones.
Tres modelos que te inspirarán
En función de cómo sea la camiseta, del estampado que tenga, del cariño que le tengamos o de su tamaño, entre otras características, decidiremos qué hacer con ella, cómo convertirla en un bolso inspirándonos en otros modelos que nos hayan gustado o, por supuesto, dejando volar la imaginación.
Si la camiseta tiene un dibujo llamativo, que nos agrada, dejemos que sea el protagonista de nuestro diseño. Nuestra opción será la más sencilla de las tres que vamos a sugerir en este post.
Puedes ver un ejemplo en la imagen que abre el post, justamente en el centro. El resultado será un bolso funcional y estiloso, en el que el estampado centra la atención. Eso sí, solo si el estampado es chic el bolso lo será, por lo que hemos de tener presente que el tipo de dibujo determinará el resultado para bien, pero también para mal.
Para hacerlo, hemos de coger tijeras y cortar las mangas de manera que eliminemos la parte que sobresale, es decir, respetando la que cubre el hombro pero no la que tapa el brazo. Luego, para cerrar la parte inferior hay dos opciones, o bien cosemos o hacemos unos pequeños flecos y los atamos entre ellos por la parte de adentro para que al darle la vuelta queden escondidos.
Una segunda posibilidad, mucho más llamativa (primer bolso por la izquierda), tampoco resulta complicado. La idea es la misma que en el anterior ejemplo para la parte de arriba, si bien en este caso la mitad inferior acaba convertido en vistosos flecos que serán todo lo largos que deseemos.
Si queremos conseguir un efecto tipo indio, cuanto más largos los hagamos el efecto será más genuino, pero cualquier medida será perfecta si a ti te gusta. También se procede con tijeras, cuidando hacer un nudo en el extremo superior de cada uno de los flecos para evitar que el bolso acabe deshilachándose.
Como tercera opción, aquí el protagonismo no lo tienen ni los flecos ni los dibujos, sino los agujeros. Se trata, en suma, de lograr un efecto de malla que será perfecto como bolso para ir de compras o, por ejemplo, a la playa.
Este es el modelo más complicado, pero también nos bastará con unas tijeras, además de una regla y un bolígrafo para hacer una serie de marcas. Como se ver en la imagen superior, excepto en la parte superior, donde haremos las asas, hemos de dibujar guiones largos, de arriba a abajo.
Una vez hechas las líneas, utilizamos unas tijeras para cortar a lo largo de ellas, pero escalonando los cortes para que los agujeros queden lo más simétricos posible. Esto es lo más complicado, pero en realidad no lo es tanto, y después de este paso, habremos acabado, y solo hay que disfrutarla. Quedará preciosa cuando la llenemos.
En cualquiera de los modelos, por último, es posible hacer más o menos amplias las asas convirtiendo el cuello redondo en un cuello en forma de pico, hasta la altura de las mangas para que quede nivelado.