La llegada de los productos alimentarios compuestos por insectos ha revolucionado los supermercados suizos y, cómo no, también ha incendiado las redes. Hace apenas unos días, concretamente a partir del 21 de agosto, un supermercado suizo va a comercializar hamburguesas y albóndigas hechas de gusanos de la harina, aptos para el consumo humano.
Será la cadena de supermercados Coop la que pondrá a la venta dos productos de lo más innovadores, que ayudarán a mejorar la huella de carbono de quienes las consuman. Una idea que la segunda cadena más grande de supermercados del país ha llevado a la práctica bajo los nombres de «Insect Burguer» e «Insect Balls».
¿Qué dice la ciencia?
La marca Essento ha llevado a cabo esta iniciativa, entre otras razones porque «el uso de insectos como alimento tiene muchas ventajas: su interés culinario es alto, la producción ahorra recursos del planeta y su perfil de nutrientes es rico», apuntan sus responsables.
Esta revolución en el supermercado ha sido posible gracias a la laxitud de las normas con respecto a este tipo de materia prima alimentaria. En concreto, Suiza es el primer país europeo que ha autorizado los insectos como alimento.
En particular, se consideran comestibles tres especies de insectos: los grillos, los saltamontes y los gusanos de la harina. Una nueva ley que entró en vigor en mayo, si bien ha habido que esperar un tiempo para cumplir con uno de los requisitos establecidos, como ha sido la necesidad de que provengan de la cuarta generación.
Por si lo desconoces, son insectos cultivados en granjas, por lo que se cuidan las condiciones higiénico sanitarias. Otra cosa es la aversión que esta alternativa eco amigable e incluso más saludable que la carne roja pueda suponer. O, cómo no, del rechazo que provoca esta fuente de proteínas entre veganos y animalistas en general.